El oscuro trazo existencial de Blanca Varela
La poetisa peruana gana el Premio Reina Sofía de Poesía
Blanca Varela (Lima, 1926) ha escrito toda su vida por impulso, por necesidad. De ahí nació una poesía inundada de silencios y de expresiones impredecibles que ayer fue reconocida con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, dotado con 42.000 euros. Antonio Gamoneda, premio Cervantes y miembro del jurado, considera que el galardón supone "una especie de culminación en la obra de la poetisa. Nadie puede pretender leer a Varela como palabra informativa, magníficamente ornamentada y hermoseada". El poeta leonés continuó diciendo que "lo que muestra Varela es un brote existencial que se produce a través de un lenguaje impredecible. Dicho de otra manera, su poesía es muy distinta a la que en España en estos momentos es hegemónica, la que utiliza un lenguaje normalizado y realista, que no hace avanzar la tradición". El poeta añadió que los poemas de Varela están cargados de pensamiento poético, sin ninguna intención testimonial o ideológica.
Su producción no ha sido muy extensa, porque la escritora ha roto muchos textos y ha buscado constantemente en su interior. Su hijo, el arquitecto Vicente de Szyszlo, contó ayer que Varela, enferma (sufrió recientemente un ictus) desde hace tiempo, se ha enterado del premio. "Ha dicho algunas palabras, pero lamentablemente no llegan a expresar ideas". El hijo de la poetisa, que se encontraba en Granada para recoger el Premio Lorca de Poesía, habló de la obra de su madre: "Es muy austera, discreta y a veces explosiva, porque nos involucra a todos. Vivimos y sentimos situaciones duras y complicadas que, la mayoría de las ocasiones, tratamos de ocultar o mantener en el olvido. Ella se atreve y llega a ser osada con las palabras".
La enfermedad de la poetisa impedirá que pueda volver a escribir. "Ella ha vivido periodos muy largos en los que no sentía necesidad de escribir o lo que escribía no lo consideraba suficientemente bueno para ser publicado".
Blanca Varela empezó a escribir estimulada por Sebastián Salazar Bondy, autor de Lima, la horrible. Octavio Paz le publicó el primer libro, Ese puerto existe (1949-1959). Después llegaron Luz de día y Valses y otras confesiones, entre otras. En España se ha publicado su poesía reunida en Donde todo termina abre las alas, editado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, con prólogo de Adolfo Castañón y epílogo de Antonio Gamoneda, y la antología Como Dios en la nada, en Visor. Además, Blanca Varela fue una de los poetisas que, junto a José Ángel Valente, Eduardo Milán y Andrés Sánchez Robayna, prepararon la gran antología Las ínsulas extrañas (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2002); volumen que recoge lo esencial de la poesía en español de la segunda mitad del siglo XX.
El jurado, presidido por Yago Pico de Coaña, estaba integrado, entre otros, por el premio Nobel José Saramago; el académico Luis María Anson; José Miguel Santiago Castelo, poeta y subdirector de Abc; José Manuel Méndez, director del Libro Portugués, y Genoveva Iriarte, directora del Instituto Caro y Cuervo.
Las palabras de Blanca Varela, la segunda mujer que logra el citado premio literario, se han ido configurando en una poesía atroz y negra. Ella solía decir que había intentado que la poesía desapareciese en la primera línea porque en ella está todo, y que no hubiese final, que el silencio lo llenase todo.
Secreto de familia
soñé con un perro
con un perro desollado
cantaba su cuerpo su cuerpo rojo silbaba
pregunté al otro
al que apaga la luz al carnicero
qué ha sucedido
por qué estamos a oscuras
es un sueño estás sola
no hay otro
la luz no existe
tú eres el perro tú eres la flor que ladra
afila dulcemente tu lengua
tu dulce negra lengua de cuatro patas
la piel del hombre se quema con el sueño
arde desaparece la piel humana
sólo la roja pulpa del can es limpia
la verdadera luz habita su legaña
tú eres el perro
tú eres el desollado can de cada noche
sueña contigo misma y basta
Poemario Valses y otras falsas confesiones (1972)
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