Aguirre promete un tope de cuatro meses para que un médico haga su diagnóstico

Si en 2003 Esperanza Aguirre hizo bandera en su campaña de su propósito de reducir las listas de espera para una operación quirúrgica a un máximo de 30 días, ahora la aspirante a revalidar la presidencia regional "ataca" las listas diagnósticas. Su nueva propuesta electoral fija en 40 días el tope para que un médico dé su dictamen al paciente. Si éste tiene que visitar a un especialista y hacerse pruebas eso supondría un máximo de cuatro meses, y seis si se incluye la intervención quirúrgica. Esta vez la reducción de las listas no tiene plazo: Aguirre aseguró que se hará a lo largo de la legislatura.

Aunque Esperanza Aguirre habló de un máximo de 40 días para el diagnóstico médico, un portavoz de la Consejería de Sanidad explicó que el plazo acaba cuando el médico de cabecera dictamina, por ejemplo, que el paciente se tiene que hacer un TAC.

En la práctica, esto supone que el enfermo tiene un tope de 40 días desde que el médico de cabecera le envía a un especialista, otros 40 hasta que se le practican las pruebas diagnósticas y, por último, otros 40 para acudir de nuevo al especialista a que vea esas pruebas. Cuatro meses en total. Si además debe operarse, esperará un tope de 30 días hasta la prueba del anestesista y otros tantos hasta la intervención. Un recorrido médico de un máximo de seis meses.

"No nos parece suficiente", agregó retadora Aguirre. "En el caso de que el facultativo tenga indicios de cáncer o enfermedad grave, el plazo máximo será de 15 días", puntualizó.

En realidad, la práctica médica ya reduce los plazos por sentido común cuando el paciente puede padecer una enfermedad grave. De hecho, lo normal es que entonces las pruebas necesarias para que el dictamen sea más exhaustivo se suelen hacer en muy poco tiempo durante los días siguientes.

Una portavoz de Sanidad matizó que el plan para atajar la lista de espera diagnóstica todavía debe ser concretado.

Dimisión si incumplía

La especial fijación de Esperanza Aguirre con las listas de espera de la sanidad madrileña viene de lejos. En la campaña de octubre de 2003, la entonces aspirante a la presidencia regional se comprometió a reducir el tiempo en que un paciente fuera operado en los tres primeros meses de su mandato. Lo anunció durante el debate electoral en Telemadrid con los que entonces fueron sus rivales: Rafael Simancas (PSOE) y Fausto Fernández (IU). Si no lo conseguía en ese plazo, anunció, dimitiría. Y ganó de largo en el debate televisado.

Luego no cumplió su promesa, porque bastó con cambiar el sistema de medir los plazos para maquillar las listas de espera. Tras anunciar ayer sus nuevas propuestas, Aguirre no dijo nada de si piensa dimitir si incumple.

Sus adversarios políticos criticaron su propuesta. "Es un paso en la privatización de la sanidad pública madrileña y podría rematar su desmantelamiento", afirmó el diputado socialista Lucas Fernández, que argumentó que una promesa de esos términos supondrá derivar aún más el servicio público a la sanidad privada.

La diputada de IU Caridad García apostilló: "Las promesas de la candidata del PP tienen la misma tónica que las realizadas anteriormente, beneficiar al sector privado".