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Reportaje:Elecciones 27M

Simancas, en desagravio a Simancas

El socialista visita la parada con su nombre que la Comunidad 'borró' del plano del metro

Rafael Simancas, candidato socialista a la Comunidad, emergió con su uniforme de campaña -traje gris y corbata a rayas- de la boca de metro de Simancas, distrito de San Blas, por la calle de Castillo de Uclés. Tenía preparado un discurso de desagravio a la parada de metro olvidada por el plano del suburbano, consorcio mayoritariamente controlado por el Gobierno regional. La vertical del sol señalaba el mediodía. Pero los periodistas convocados al acto le esperaban en la salida de la calle Amposta. Un desacuerdo de casi un kilómetro.

Simancas se quedó casi sin testigos y sin papeles en medio del barrio, en una plazuela vagamente circular. Las señoras de mediana edad, los jubilados y los niños pequeños fueron cercando al candidato, arrinconado en las escaleras del suburbano. Y en esa distancia cortísima -besos, manoseos, vítores, abrazos-, Simancas adivinó el precio de los pisos, discutió a qué distrito corresponde el centro de salud -"que no señora, que eso ya es Ciudad Lineal"-, soportó con estoicismo electoral los accesos de afecto -"los candidatos estamos para ser besados"- y casi aceptó un trocito de pan de una niña -"¿tienes hambre, eh?"-. También escuchó las carencias del barrio, que una señora resumió telegráficamente: "Aquí falta de todo, menos iglesias".

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Después se incorporaron los informadores perdidos y el acto mudó en una sucesiva lectura de manifiestos. Hablaron políticos del barrio y vecinos. Y, por último, Simancas. El candidato afirmó que Aguirre, presidenta regional, "sólo tiene dos paradas: poder y dinero". E insistió: "Nos podrá borrar del plano, pero no del mapa". Y aún más: "La desaparición de Simancas no ha sido casualidad, sino que ha sido algo premeditado. Aguirre quiere eliminar a todo el que no se le somete". Los chavales de un colegio se unieron al cortejo y una perra se escapó patinando sobre los cables de las cámaras. La lectura acabó y Simancas se volvió a quedar solo. Recuperó la soltura y se quedó firmando autógrafos.

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