La tonadillera que acabó enredada en los líos de Marbella
La relación con el camarero que llegó a alcalde lleva a Isabel Pantoja a dormir en comisaría
Los rumores sobre la supuesta implicación de Isabel Pantoja en la Operación Malaya han sido uno de los asuntos recurrentes de los programas de televisión rosa desde que el ex alcalde de Marbella Julián Muñoz fue detenido hace diez meses. En aquella jornada veraniega, las cámaras estaban preparadas para captar todos los movimientos de la pareja de Pantoja. Pero ayer la detención de la cantante escapó a los objetivos.
Nacida el 2 de agosto de 1956 en Sevilla, en la barriada de San Gonzalo cerca de Triana, Isabel Pantoja probó la popularidad desde bien temprano. Hija del cantaor Juan Pantoja, letrista de fandangos y de la bailaora Ana Martín, se subió a un escenario con poco más de siete años para actuar en un homenaje a Juanito Valderrama y Dolores Abril en Sevilla y ya no los abandonó. En sus inicios bailó en la compañía de su primo Antonio Cortés, Chiquetete, pero fue la voz su trampolín para el salto a la fama.
Isabel comenzó en 2003 su noviazgo con Julián Muñoz, entonces regidor de Marbella, que la contrató para promocionar la ciudad
"Nuestra pareja está ahí hasta que la justicia quiera", declaró en una de las pocas entrevistas que concedió tras la detención de Muñoz
Pantoja: "Julián me dijo que no tenía dinero. He trabajado para mantenerle y desconocía la cuenta en el extranjero. Me considero una víctima"
Pantoja gustaba de hacer versiones de algunos de sus ídolos, como Marifé de Triana, Juanita Reina o Rocío Jurado. A los 17 años, de la mano de Juan Solano, comienza su carrera como coplista y publica su primer disco, Amante, amante. Al reclamo de su voz se suma entonces su corto noviazgo con el torero más popular de la época, Francisco Rivera, Paquirri, ya muy habitual de las revistas del corazón por su matrimonio y su posterior separación de Carmina Ordóñez. La boda, en abril de 1983, se llevó todas las portadas. Fruto de este matrimonio nace su hijo Francisco José, pero las fotos de felicidad se tornaron en muy poco tiempo en tragedia.
El 26 de septiembre de 1984, Paquirri es corneado mortalmente por el toro Avispado. Si mediática fue la felicidad, más mediática fue aún la tragedia. Las imágenes del torero pidiendo calma al cirujano dieron la vuelta al mundo. Y la figura doliente de Isabel Pantoja en las semanas posteriores generó una onda de compasión y cariño en todos los rincones de España.
Un año después retoma su carrera. Discos como Marinero de luces (1985) o Se me enamora el alma (1989), compuestos por José Luis Perales, ratifican su popularidad. En 1990 debuta en el cine debuta en el cine protagonizando Yo soy ésa, dirigida por Luis Sanz, logrando un gran éxito de taquilla. Su segunda incursión cinematográfica fue al año siguiente como protagonista de El día que nací yo, de Pedro Olea, otro taquillazo.
En mayo de 2003 se comienza a hablar de su relación sentimental con Julián Muñoz, que desde mayo de 2002 era alcalde de Marbella y la había contratado como imagen de la ciudad. Es la cuadratura del círculo. La localidad malagueña ya era foco de atención primordial para la prensa del corazón desde que la gobernaba Jesús Gil y las noticias sobre posibles implicaciones del entonces sucesor de Gil en supuestas irregularidades urbanísticas añadían más morbo. Algo a lo que contribuyó la peculiar figura de Muñoz, un antiguo camarero que se había convertido en figura política de la mano del entonces presidente del Atlético de Madrid. Su intensa relación con los medios de comunicación y los reproches públicos de su ex pareja, Maite Zaldívar hicieron el resto.
Julián Muñoz fue alcalde poco tiempo. Comenzó su mandato en mayo de 2002 y en agosto de 2003 tuvo que dejar el cargo tras una moción de censura que llevaron adelante sus propios compañeros del GIL, financiada y urdida por Juan Antonio Roca. "Julián Muñoz está loco con el pajarito y la Pantoja, hay que quitarlo de ahí", sentenció entonces Gil.
Mientras Pantoja y Muñoz jugaban al ratón y al gato con los periodistas, en un juego muchas veces interesado, el cerco judicial sobre el delfín de Gil se estrechaba. Ante el acoso de las cámaras, a la cantante se le oyó el célebre "dientes, dientes", para simular que no pasaba nada. Primero fueron el caso Banana Beach y el caso Proinsa. Y luego todo el castillo de naipes se derrumbó con la Operación Malaya que llevó a Muñoz a la cárcel el 20 de julio de 2006, acusado de malversación de caudales y cohecho siendo sospechoso de recibir pagos de Juan Antonio Roca.
Al principio, Muñoz recibe el apoyo incondicional de Pantoja. Llora su detención en un concierto de Alicante y le dedica la canción Cartas a Alhaurín, en referencia al centro penitenciario malagueño en el que estuvo detenido Muñoz antes de ser enviado a Jaén. En su primera fase, la Operación Malaya también incluyó un concienzudo registro a la vivienda de la cantante, en el que se requisó un sobre con 50.000 dólares (más de 36.500 euros), luego devuelto por el juez tras acreditar Pantoja que correspondía al adelanto de un concierto que no se llegó a celebrar.
Pero la investigación del caso lleva a la detención de Zaldívar en noviembre pasado. Y poco después se descubrió que la imputación por blanqueo de capitales se basaba, sobre todo, en envíos de dinero (más de 400.000 euros) de Muñoz a su ex pareja a través de un banco suizo. Y que las entregas se hicieron mientras ya estaba con Pantoja. "Julián me había dicho que no tenía dinero. He trabajado para mantenerle y desconocía las cuentas en el extranjero. Me considero una víctima", aseguró la cantante en un comunicado para reflejar su despecho y, de paso, marcar distancias públicas con Muñoz.
Pese a todo, Pantoja visita a Muñoz en la cárcel por su 59 cumpleaños a finales de noviembre. Y en una entrevista a Cuatro reafirma su amor por el ex alcalde: "Nuestra pareja está ahí hasta que la justicia quiera o Dios quiera".
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