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Suníes y chiíes se unen contra la construcción de un muro en Bagdad

La inesperada protesta por la construcción por EE UU de un muro alrededor de un barrio suní en Bagdad ha puesto de manifiesto el profundo descontento que produce en la población iraquí el plan de seguridad, ideado en teoría para protegerles, pero que en realidad suele acarrearles pequeñas humillaciones. Tanto suníes como chiíes, en muchas ocasiones enfrentados, se han opuesto a la iniciativa con tanta firmeza que Estados Unidos ha dado señales de que puede retirar la propuesta.

La fuerte reacción en contra del muro revela el sentimiento de impotencia de los iraquíes, que cada día ven más soldados extranjeros patrullando las calles de las ciudades para intentar mantener el orden. Hasta el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, se opone (una postura que ha convertido, al menos temporalmente, al político chií en un campeón para los suníes). En una manifestación el lunes pasado, residentes del barrio suní de Adhamiya dieron su respaldo al dirigente después de que pidiera días antes que se detuviera la construcción del muro en torno a ese vecindario.

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"Mi opinión sobre Maliki ha cambiado desde que sé cómo piensa", cuenta Um Mohamed, una maestra de Adhamiya. "Denunciamos la construcción del muro, porque agrandará la grieta sectaria".

La estrategia de utilizar barreras para proteger áreas determinadas en Bagdad no es nueva. Hace dos años, el Ejército estadounidense levantó un muro en la parte de ese mismo barrio que linda con la carretera que lleva al aeropuerto. De esta forma, se consiguió reducir el número de bajas militares en esa vía. Más recientemente, los soldados han levantado muros alrededor de mercados para protegerlos de atentados suicidas.

Sin embargo, el muro de Adhamiya se ha convertido en todo un símbolo del resentimiento acumulado de los iraquíes por la situación de inseguridad creada desde la invasión, en 2003.

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