Nagasaki llora a su alcalde
Itcho Ito, asesinado por un mafioso, empeñó sus 12 años de mandato en luchar contra las armas nucleares
Japón, el único país del mundo que ha sufrido el holocausto nuclear, se despertó ayer conmocionado con el asesinato de uno de los hombres que más han luchado por erradicar de la Tierra las armas atómicas. Itcho Ito, de 61 años y alcalde de Nagasaki desde 1995, murió de madrugada, horas después de que un mafioso le descerrajara dos tiros por la espalda cuando volvía de su cuartel general electoral. Ito confiaba en volver a ganar -por cuarta vez consecutiva- los comicios locales, previstos para el domingo próximo.
La policía detuvo a Tetsuya Shiroo en el mismo lugar de los hechos.
El supuesto verdugo, de 59 años y miembro de Yamaguchi, la mafia (Yakuza) más poderosa de Japón, disparó, según el diario Mainichi, por una venganza personal. El Ayuntamiento nunca se hizo cargo de los gastos de reparación del coche de Shiroo, dañado en un socavón de unas obras municipales. De poco sirvieron las reiteradas exigencias del mafioso, quien tampoco logró que hicieran mella en la ciudadanía, ni en las instituciones judiciales, sus denuncias de corrupción contra el popular alcalde.
En sus años al frente de la segunda ciudad del mundo víctima de una bomba nuclear -Hiroshima fue atacada tres días antes-, Ito se había convertido en una de las grandes voces que claman contra el horror atómico. Estaba obsesionado porque "Nagasaki sea la última ciudad que sufre un ataque nuclear", según declaró a EL PAÍS en una entrevista realizada con ocasión del 60º aniversario de la explosión que mató a 74.000 personas el 10 de agosto de 1945.
"Este asesinato, ocurrido en mitad de una campaña electoral, es una amenaza para la democracia", declaró el primer ministro, Shinzo Abe. "Debemos erradicar firmemente la violencia", añadió.
Japón es un país muy poco habituado a tiroteos. Las armas de fuego están estrictamente prohibidas, pero aunque sigue gozando de un grado de seguridad más alto que en la mayoría de las democracias occidentales, en los últimos tiempos ha habido un considerable aumento de la criminalidad. La conservadora sociedad japonesa teme que la Yakuza, que según la policía cuenta con unos 85.000 miembros, comience a tener un gatillo fácil.
La muerte de Ito, llorada por todos los grupos pacifistas y antinucleares, recuerda también el intento de asesinato sufrido por su predecesor, Hitoshi Motoshima, en 1990. El entonces alcalde de Nagasaki fue herido de gravedad por los disparos de un ultraderechista, que consideró inaceptable la sugerencia de Motoshima de que el difunto emperador Hiro Hito fue en cierta medida responsable de la participación de Japón en la II Guerra Mundial.
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