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Reportaje:

Fusión de jazz aventurero

John Scofield y Medeski, Martin & Wood, ídolos de dos generaciones de 'jazz-funk', se unen en un disco audaz a la vez que bailable

Iker Seisdedos

La fama de John Scofield de ser uno de los mejores contadores de anécdotas del jazz es justa. Es más, posee un excelente repertorio que abarca desde la historia del actor Vin Diesel, que tiene un gemelo de distinta raza, hasta aquel día de principios de los ochenta en el que él mismo evitó que el arreglista Gil Evans usase un revólver. Fans declarados de sus cuentos, John Medeski, teclista, y Billy Martin, batería, escuchan con la reverencia debida. Ambos suman dos terceras partes de MMW, es decir, Medeski, Martin & Wood (la familia retuvo al bajista Chris Wood en Nueva York). Pese a esta ausencia, la escena, que transcurre en un hotel de Montmartre, reúne a dos generaciones de música improvisada neoyorquina. De un lado, Scofield, el gran guitarrista de jazz-rock, de 55 años, ex alumno de Miles Davis y predilecto del público español. Del otro, el trío, de cuarenta y pocos, que desde los noventa lleva embarcado con éxito en la redefinición del jazz y el funk desde la óptica de la vanguardia.

John Scofield: "La crisis ha devuelto a los músicos de jazz a su lugar natural, la independencia"

"¡Estábamos condenados a entendernos!", admite Scofield. Out Louder, el álbum que los ha traído de promoción a París, es prueba de ello. Firmado a medias, no suena al típico disco con invitado estelar. Tampoco a leyenda en busca de jóvenes audiencias. "Somos una banda. Y éste, confiamos, no será nuestro último disco juntos", dice Martin. "Colocar el apellido de John en segundo lugar es sintomático. Medeski, Scofield, Martin & Wood. ¿No es democrático?".

El resultado es un gozoso tratado de música aventurera cuyo ritmo se puede llevar con el pie. Un mensaje, "vanguardia con groove" en la definición de Medeski, que Scofield ha estado predicando durante décadas. "Cuando estaba en el instituto escuchaba al trío de Scofield de principios de los ochenta", confiesa Medeski.

Del interés mutuo ya nació, en 1997, Au Go-Go, un disco de Scofield para el que MMW fueron requeridos como mera banda de acompañamiento. Entonces, el joven trío era una firme promesa lanzada a definir el jazz del nuevo milenio. Mucho han cambiado las cosas. Aparte de ser "más viejos, gordos y listos", según Medeski, MMW se ha convertido en una banda con un público fiel que trasciende las fronteras del género. Quizá por eso, también asociada tangencialmente al movimiento de las jam bands. Una escena candidata en EE UU a movimiento social y basada en grupos de rock como los extintos Phish, de potente directo, canciones largas y aficionados capaces de hacer miles de kilómetros en pos de sus ídolos.

"Mola la entrega de los fans", admite Martin. "Pero nosotros somos una banda de jazz y muchos de esos grupos son, odio decirlo, una mierda". Scofield, con ánimo veterano, interviene: "He pasado años luchando contra el apelativo de guitarrista de fusión. '¡No soy el puto Al Di Meola!', protestaba. Y al final, entiendes que lo mejor es relajarte y disfrutar".

Ésta no será la única enseñanza del día. Cuando la pareja se lamente de la desaparición de la efervescencia de la escena de jazz del Downtown, que alcanzó su pico en el cambio de siglo al sur de Manhattan, Scofield, que ha asistido a varias mutaciones de la ciudad, les apaciguará con un: "Os pongáis como os pongáis, Nueva York sigue siendo maravillosa para la música".

En lo que se demostrará incapaz de aconsejarles es sobre cómo afrontar el nuevo escenario de la industria discográfica. MMW formó parte hasta el año pasado de Blue Note, propiedad de EMI. Cuando terminó el que parecía el matrimonio perfecto, el grupo fundó su compañía, cuya primera referencia es Out Louder. Para la distribución mundial del disco han llegado a un acuerdo con Universal. "Salvo ésta, las grandes multinacionales achican sus divisiones de jazz hasta casi hacerlas desaparecer", explica Medeski. "Pero a nosotros nos ha ido bien con este disco. En realidad, un poco mejor que como nos fue con Blue Note".

Ahora es el turno del mercado europeo, donde Out Louder se publica el lunes en una edición que añade un disco en directo. Un avance de lo que se podrá ver en sus conciertos previstos para el 7 de julio en Burjassot (Valencia) y el 8 en Barcelona. "En Europa, Scofield nos presentará a nuevas audiencias", opina Medeski. Y, mirando a Scofield, añade riendo: "John, tú aún no lo sabes, pero nos juntamos contigo sólo por eso".

Chris Wood, John Scofield, Billy Martin y John Medeski (de izquierda a derecha).
Chris Wood, John Scofield, Billy Martin y John Medeski (de izquierda a derecha).

La única salida

Medeski, Martin & Wood (MMW) abandonó el año pasado Blue Note, la pequeña compañía que en los años cincuenta y sesenta hizo historia del jazz y hoy es propiedad de EMI, para fundar su propio sello. La decisión no sólo pareció ajustada a los tiempos de crisis discográfica, también se enmarcó en una tendencia dominante en el jazz reciente. Como MMW, muchos otros músicos estadounidenses tomaron esta iniciativa antes. Desde leyendas como Sonny Rollins, Ornette Coleman o Dave Holland a recientes favoritos de los aficionados como Dave Douglas o Branford Marsalis. Ninguno parece encontrar su sitio en el actual escenario y todos optan por producir sus álbumes (ahora que la técnica lo permite mucho más) y pactar la distribución con una gran compañía, casi siempre Universal.

"En los noventa", explica Billy Martin, de MMW, "se hacía mucho dinero con algunos productos y ese dinero se empleaba en cosas interesantes. Artísticas. Eso es historia. Ahora sólo se trata de hacer dinero, dinero, dinero". "Todo lo cual", continúa el veterano guitarrista John Scofield, quien también acaba de cambiar de sello, "nos ha obligado a volver a nuestro sitio natural como jazzistas; la independencia".

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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