La muerte de un profesor argentino desata las protestas en el sector público
Convocan una huelga para hoy por las pobres condiciones de vida de los docentes
La enseñanza pública argentina, que hace unas décadas era la joya de la corona del sistema y llegó a ser la más eficiente de Latinoamérica, atraviesa una crisis sin precedentes que cristalizará hoy con la huelga general en el sector convocada en todo el país. La razón es la muerte el jueves de un profesor de Química golpeado en la cabeza por una granada de humo. El paro, que incluye desde el jardín de infancia a la enseñanza universitaria, será seguido parcialmente durante horas en otros sectores como banca, transportes o administración pública.
El salario en la escuela es de 210 euros, por debajo del umbral de la pobreza
En Argentina, el umbral de pobreza oficial es de unos 230 euros al mes, mientras el salario de un profesor de la enseñanza pública apenas alcanza los 210 euros. El pasado febrero, el ministro de Educación, Daniel Filmus, ordenó una subida a 260 euros. Pero sucede que Filmus es candidato -con el respaldo del presidente Néstor Kirchner- a gobernador de la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones del próximo 2 de junio, y mientras la Capital Federal argentina sí puede pagar dicho aumento, muchas provincias, prácticamente en la quiebra, no pueden hacer frente a la subida, lo que ha disparado las protestas. Y la solución no parece fácil. En los últimos cinco años, la deuda de las provincias argentinas se ha triplicado, las expectativas para 2007 son peores y el Gobierno federal no es el encargado de hacerse cargo del incremento.
La atención se centra estos días en la provincia de Neuquén, a 1.150 kilómetros al sur de Buenos Aires donde, desde el pasado marzo -comienzo oficial del curso- no hay clases. Pero lo cierto es que por toda la geografía argentina se repiten las protestas por las pobres condiciones de vida y trabajo a las que tienen que hacer frente los docentes. El año escolar -que en Argentina va de marzo a diciembre- comenzó con una huelga indefinida en la provincia de Buenos Aires, la más poblada y el motor económico del país, exigiendo aumentos salariares. Tras ella han venido La Rioja, Salta, Tierra del Fuego y Santa Cruz, la provincia natal de Kirchner, quien la semana pasada optó por no presidir la conmemoración del 25 aniversario de la guerra de las Malvinas ante el temor de que, con la televisión en directo, los docentes de Santa Cruz y Tierra del Fuego reventaran el acto. En Buenos Aires el conflicto se solucionó en unos días pero en Salta hay 180.000 alumnos que todavía no han podido comenzar las clases.
La tensión se vive desde hace semanas en muchos centros educativos donde los gobernadores han despachado fuerzas de seguridad que se apostan a la puerta en previsión de incidentes. "No queremos a la Gendarmería en las escuelas de ninguna manera", ha declarado Roberto Baradel, líder del sindicato de profesores de la provincia de Buenos Aires. Durante todo el fin de semana, los docentes de se han echado a las calles, especialmente en Neuquén, protagonizando numerosos cortes de carreteras, vigilias masivas y manifestaciones exigiendo la renuncia del gobernador, Jorge Sobisch, a quien acusan directamente de la muerte del profesor. Para hoy, está prevista una multitudinaria manifestación de docentes que recorrerá el centro de Buenos Aires exigiendo mejoras en sus condiciones y el fin del empleo de la policía en sus actos de protesta.
Muchos argentinos se preguntan cómo se ha podido llegar hasta este punto en un país donde estudiar en la enseñanza pública era garantía de buena formación. Tradicionalmente, algunos institutos públicos de Buenos Aires han sido los elegidos por las familias adineradas o influyentes para llevar allí a sus hijos. Por el contrario, el 40% de los alumnos de la capital argentina acude hoy en día a los centros privados. El sistema puesto en pie en el siglo XIX por el presidente Domingo Faustino Sarmiento ha demostrado durante décadas una eficiencia sin precedentes en la parte hispana del continente americano. Hoy en Argentina, un país con gravísimas desigualdades sociales, el nivel de alfabetización alcanza al 98% de la población.
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