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Análisis:ESTA SEMANA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un tal Jordi

Un tal Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas, adquiere esta semana protagonismo propio en Andalucía. Se reunirá hoy con el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, en Madrid para constituir, entre Junta y Gobierno central, la Comisión de Cooperación, que es el segundo órgano bilateral previsto en el nuevo Estatuto aprobado en el referéndum del 18-F. Se trata, por tanto, de un paso más que se da en el llamado despliegue de dicha norma estatutaria que comienza, de esta forma, a hacerse realidad. Hasta el momento, esta decisiva fase se está desarrollando con absoluta normalidad y en un clima de total entendimiento, aseguran los socialistas andaluces que, por lo demás, se muestran convencidos de que el "gobierno amigo" de Zapatero sabrá dar respuesta a la demanda de la liquidación de la deuda histórica antes de que acabe esta legislatura.

En lo que se refiere al desarrollo del Estatuto, parece que el Gobierno andaluz no quiere ir a la defensiva. Trata de marcar la iniciativa por lo que, a propuesta del Grupo Socialista, habrá en el pleno del Parlamento debate general con propuestas de resolución sobre la materia. Lo cierto es que el cronograma que se habían planteado se está aplicando a rajatabla hasta tal punto que en el Ejecutivo de Manuel Chaves consideran que hay resultados concretos que presentar a la sociedad andaluza. Tantos que ya se ven por delante, incluso, de otros estatutos como el catalán o el valenciano.

El fragor de la discusión política en la Cámara pondrá, además, de manifiesto cómo todos se aferran ahora a la letra impresa de dicho Estatuto para reclamar a la Junta su cumplimiento. Lo harán hasta los que votaron en contra del mismo, como sucede con los andalucistas. Puede que éstos sean los primeros en exigir con vigor y fuerza la realización de los compromisos contenidos en una norma en la que nunca creyeron. Claro que su escepticismo sobre la capacidad de respuesta de la Administración central con respecto a Andalucía es total. Lo último ha sido el desprecio con el que despachan cualquier promesa del ministro, sobre todo, en referencia al pago de la deuda histórica. Las dudas del PA son máximas, tal y como lo revelaba días atrás Julián Álvarez, al afirmar en Córdoba que no creía posible que "alguien que se llame Jordi" llegara a pagar dicha deuda a Andalucía. La genial frase ha pasado un tanto desapercibida pero resulta tremendamente reveladora del concepto que se tiene en un partido nacionalista, como se autodefine el PA, de la pluralidad de los pueblos del Estado español al mofarse, abiertamente, de alguien con un nombre no castellano. Un mal chiste, cargado de prejuicios, que pega, más bien, en boca del PP no así en los campeones del andalucismo a ultranza.

Pero puede ser que, al final, ese tal Jordi cumpla con Andalucía. Todo apunta a que antes de que acabe el año el asunto quedará resuelto con un calendario firme de pago. Tras este paso, los socialistas andaluces darán por cerrado este contencioso para desesperación de una oposición que intentará, aún así, tratar de sacar agua de este pozo cada vez más seco.

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