Un patrimonio en constante evolución
Los investigadores del 'caso Malaya' siguen descubriendo nuevas tramas para lavar dinero ilícito
De las técnicas más novedosas a las más primarias, pasando por mil caminos que despisten a los especialistas en la prevención de blanqueo de capitales. Los investigadores de la trama de ocultación de beneficios ilícitos descubierta en la operación Malaya han detectado hasta la fecha numerosas y muy diversas técnicas de lavado de dinero sucio. Con las primeras detenciones, el entonces ministro de Interior, José Antonio Alonso, llegó a estimar en 2.400 millones de euros la cantidad blanqueada. Casi un año después, fuentes judiciales no se atreven a dar una nueva cifra, al menos hasta que se termine la instrucción del caso. "Cada día sale algo nuevo", dicen.
Personas vinculadas a entidades bancarias colaboraron en la ocultación de los bienes
En estos momentos se valora qué parte del patrimonio detectado tiene un origen ilícito
"Las formas de blanqueo son tan variadas como la imaginación", mantiene el inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía, Fernando Vivas, anterior responsable del grupo de blanqueo de capitales de la comisaría provincial. En las clases y seminarios que imparte, siempre trata de dejar muy claro la diferencia entre dinero negro (el que no se declara) y el sucio (que proviene de un hecho delictivo). Compara las diversas técnicas para reintroducir el dinero en el mercado con un viaje por carreteras secundarias. "La policía debe detectar estos movimientos cuando se está tratando de mover de una sociedad a otra o en medio de una compra, porque cuando entra en el circuito es muy difícil darle alcance", mantiene.
Una de las tareas que acometen en esta fase de la instrucción los investigadores es la determinación de qué parte del patrimonio descubierto es lícito y que parte se ha obtenido de forma ilegal. "Puedo realizar una inversión recurriendo a una financiación legal de carácter externo, a través de una hipoteca que me presta un banco, y pagar parte de la inversión en metálico con dinero ilícito y otra parte con capital lícito, que es el dinero que me ha prestado el banco", comenta el fiscal Anticorrupción Juan Carlos López Caballero. En estos momentos se encuentran haciendo una valoración teniendo en cuenta estos elementos. "No es tan fácil como decir que se compró un objeto y que ese es el importe total del blanqueo", añade.
Para ocultar estos bienes, la colaboración de las entidades bancarias y profesionales encargados de crear las sociedades interpuestas y hacer que el dinero cambie tanto de manos que se le pierda el rastro es fundamental. Por algo el juez mantiene en prisión a Manuel Sánchez Zubizarreta, abogado detenido en la primera fase de la operación, junto a otros cinco letrados del gabinete jurídico Sánchez Zubizarreta & Soriano Pastor.
Según el juez, en sus despachos, con sede en Madrid, se estructuraban las sociedades bajo las que Juan Antonio Roca escondía su patrimonio. El instructor determina en uno de sus autos que allí se desarrolló una "complejísima estructura societaria" dedicada sobre todo a los temas inmobiliarios y a la tenencia de propiedades destacadas de Roca.
De hecho llega a establecer una fianza de 100 millones de euros para cada uno de los letrados argumentando que no resulta excesiva, en proporción al presunto blanqueo efectuado durante una década.
En la causa también se investigan determinadas operaciones de venta de suelo e inmuebles del consistorio marbellí a precios casi "de ganga" a empresas del entramado societario creado a través de este gabinete y la existencia de un patrimonio supuestamente oculto a través de paraísos fiscales.
La lucha de los investigadores por obtener datos de estas entidades radicadas en paraísos fiscales dificulta y ralentiza enormemente la investigación. "Se trata de alejar lo máximo posible el capital de su origen, ocultando el rastro mediante múltiples transacciones", comenta Fernando Vivas. "El secreto bancario, mercantil y profesional permite que los capitales se refugien en sociedades instrumentales con beneficiarios secretos, administrados por empresas de servicios o utilizando cuentas bancarias con titulares ocultos".
Los investigadores pueden estar meses esperando una contestación a su petición, para después recibir un escrito en el que se achaca la falta de información a traslados de sede o siniestros como incendios o inundaciones, señalan fuentes consultadas.
"Es una cierta paradoja permitir que estos paraísos fiscales cuenten con una regulación específica donde se ampara el secreto bancario y el anonimato de las inversiones que se realizan en ellas,
cuando muchos pertenecen en términos de soberanía a países de la Unión Europea, o del primer mundo, que son los que han llevado la iniciativa en la lucha contra el blanqueo de capitales", añade el fiscal del caso.
Julián Muñoz, otro de los pocos imputados que permanece en prisión, está acusado de hacer llegar a su esposa Mayte Zaldívar, también detenida por blanqueo, más de 400.000 euros a través de un banco suizo radicado en Gibraltar. Muñoz ingresaba el dinero en la cuenta de una sociedad domiciliada en el estado de Delaware (EE UU), famoso refugio corporativo, y luego, el hermano de Zaldívar remitía desde Gibraltar los fondos a una cuenta de la misma sociedad en Cajamar cuya beneficiaria era la mujer de Muñoz. El director de esta sucursal, Benjamín Martínez, también fue detenido en noviembre, dentro de la tercera fase de la operación.
En la maraña, en la que desde el comienzo han trabajado cuatro inspectores del Cuerpo Nacional de Policía, también hay recovecos, mucho más simples, pero no menos importantes. Entre ellos citan las inversiones en viviendas, compra de vehículos, obras de arte, y la adquisición clandestina de boletos de lotería premiados. Esta trama ha acarreado las últimas detenciones de la operación en la que se han visto implicados familiares de Roca, su mujer, su hija, y un cuñado que dirigía una sucursal de La Caixa en Murcia.
Fascinado por el lujo, el supuesto cerebro de la red de corrupción marbellí colocó obras de arte hasta en el cuarto baño, invirtió en multitud de fincas rústicas. Poseía numerosos vehículos de alta gama e incluso un helicóptero. El truco está, según fuentes policiales, en adquirir bienes que se revaloricen. Como las colecciones de relojes de pulsera de las marcas Rolex, Cartier o Bulgari en las que gastó más de 1,5 millones de euros desde 2001.
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