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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Kalimotxo'

Tras 15 años leyendo EL PAÍS diaria y fielmente, es la primera vez que encuentro un (ligero) error en un editorial (Vino y votos, EL PAÍS, 22 de febrero de 2007), pieza siempre cuidadísima y normalmente razonadísima por el periódico que dignamente dirige. Se trata de asociar el kalimotxo (en castellano, calimocho, reconocido por el DRAE y patentado como marca por Coca-Cola España) a una bebida de "vino y alcohol". En realidad, se trata de un cóctel mezcla de vino tinto (normalmente peleón) y refresco carbonatado de cola. La variante con alcohol a la que se refiere su editorial -muy poco habitual- añade a la mezcla un chorrito de vodka o ron, y se conoce como kalitrón. Otras variantes más habituales sustituyen el vino tinto por blanco o el refresco de cola por naranja o limón carbonatadas (trontxo, caliguay, pitilingorri o narangotxo en unos sitios, vinkas o Josemari en otros). La mezcla nace en 1970, cómo no, en La Rioja, y se le llamaba Rioja libre o Cuba libre pobre (o Cuba libre más el gentilicio donde se beba, como cerverano), y sólo se bebía en círculos restrictivos, de señoritos, de agentes de cambio y bolsa, de gente bien de la burguesía norteña (todavía no de jóvenes de botellón). Sin embargo, el nombre (según detalla el libro La verdadera historia del kalimotxo, editado por Funky Projects), se atribuye a dos miembros de la cuadrilla Antxarrak (un tal Kalimero y un tal Motxo, motes del presidente de un club de rugby vasco y de un consultor de una prestigiosa firma norteamericana) en las fiestas de 1972 (un 12 de agosto) del Puerto Viejo de Algorta, en Getxo (Bilbao), al comprobar que el vino que habían comprado estaba picado e imbebible y mezclarlo para no perder el preciado "zumo de la verdad" (in vino veritas).

No se puede, en mi opinión, defender el vino como parte intrínseca de nuestra cultura, que lo es, y atacar por la vía del prohibicionismo sus mezclas como si éstas no lo fueran, y creo que esta detallada etimología prueba la raigambre del brebaje. Ya se sabe: "Si Sid Vicious hubiera conocido el kalimotxo, no habría muerto de sobredosis...".

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