El mago de los Oscar
Jaume Figueras, ese magnífico profesional, se dio cuenta enseguida de que la Academia de Hollywood había olvidado a la actriz Yvonne de Carlo en su tradicional recordatorio de los fallecidos durante el último año. Y no hay disculpas puesto que sí estuvo en el recuerdo el productor Carlo Ponti, muerto dos días más tarde que la llamada reina del tecnicolor. Figueras fue rápido en la observación, como acertado estuvo en cuantas intervenciones hizo a lo largo de la larga noche de la ceremonia de los Oscar en Canal +. Permítaseme un ferviente elogio del talento de este comentarista que lleva 12 años contándonos los Oscar, entre otros muchos menesteres de la información cinematográfica, con conocimientos, reflejos, y saber estar. En una época como ésta, en la que suele imperar la improvisación cuando no la chapuza, encontrarse con el rigor de Figueras es todo un lujo.
¿Por qué esa manía de llamar perdedores a quienes han estado al borde de la gloria?
Cierto que, a pesar de su eclecticismo, don Jaume no pudo contener cierto infantil entusiasmo cuando los maquilladores David Martí y Montse Ribé recogieron su Oscar por El laberinto del fauno. "Por primera vez dos catalanes ganan un Oscar", exclamó contento ante el asombro de la conductora del programa, Àngels Barceló, y del invitado Manu Berastegui. Patriotismo, o como se llame, con el que igualmente otros comentaristas han seguido la carrera de estos Oscar en los que abundaban los candidatos hispanos, mostrándose decepcionados cuando ganaba la extraordinaria película alemana, La vida de los otros, en lugar de la de Guillermo del Toro, o cuando Penélope Cruz se quedaba, como estaba previsto, sin el Oscar. En un sentido opuesto, también ha habido críticos que han amplificado con mala uva la candidatura de Pe, finalmente sin Oscar, titulando un artículo De cisne a patito feo. ¿Por qué tienen esa manía de llamar perdedores o derrotados a quienes han estado al borde de la gloria? ¿No es ya bastante mérito? ¿Y por qué decir ahora que Scorsese no se merecía tantos premios? Pero ésa es otra historia...
Figueras echó en falta a Yvonne de Carlo de forma inmediata, sospechando, además, que hubo otros muertos olvidados. Efectivamente, hubo olvidos. Como los del montaje de Giuseppe Tornatore con las películas de habla no inglesa oscarizadas a lo largo de 50 años, Volver a empezar y Belle époque, entre otras. Injustos olvidos. Hubiera sido doblemente oportuno el recuerdo a Yvonne de Carlo, la madre de la televisiva familia Munster, ahora que en España se estrena Goodbye, America, en la que el abuelo de la misma familia, Al Lewis, desgrana agudas críticas sobre su país con deslumbrante inteligencia. Otro olvidado, el anciano Lewis.
Al final de la amena ceremonia de los Oscar, dio la impresión de que Jaume Figueras se despedía. "El próximo año sería el número 13", dijo simulando superstición. Que no le dejen marcharse.
Babelia
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