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Irán y Siria anuncian su disposición a asistir a la cumbre de Irak

La conferencia internacional de paz se celebrará el próximo día 10 en Bagdad

Ángeles Espinosa

Puede ser la gran oportunidad para que Irán y EE UU rompan el hielo tras 28 años de reproches mutuos. Ambos están invitados a Bagdad el 10 de marzo, junto con los demás vecinos de Irak y los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad. El Gobierno iraquí busca su respaldo para frenar la violencia que está destruyendo el país. EE UU, Francia y Siria ya han confirmado su participación. Teherán se lo está pensando. Aunque su respuesta será previsiblemente positiva, conviene moderar las expectativas.

"Estamos estudiando la invitación", declaró ayer el responsable del Consejo Superior de Seguridad Nacional, Ali Lariyaní, citado por los medios locales. "Irán hará todo lo que pueda para ayudar a Irak a resolver sus problemas. Participaremos en la conferencia de vecinos de Irak si [consideramos que] eso ayuda a Bagdad".

Esta primera reacción positiva de Teherán adquiere más valor tras el anuncio, la noche anterior, de que Estados Unidos no sólo va a participar sino que está dispuesto a hacerlo a nivel ministerial en una eventual segunda cita en abril. Aunque la Casa Blanca descartó ayer la posibilidad de discusiones bilaterales con los iraníes, el sólo hecho de que representantes de ambos países vayan a sentarse juntos para buscar una solución al desastre iraquí ya es un avance.

Con anterioridad, los responsables iraníes habían dicho que el diálogo no tenía sentido mientras las tropas norteamericanas siguieran en Irak. Y la Administración de George W. Bush, que acusa a Irán y Siria de alimentar la violencia en ese país, se había negado a escuchar a quienes, como el grupo de expertos del informe Baker, le aconsejaban que hablara con ambos para buscar una solución al desgobierno iraquí.

Además, irritado por la negativa de Teherán a suspender su programa nuclear, Washington ha subido en las últimas semanas el tono de sus denuncias. Por un lado, ha querido vincular a las autoridades iraníes con un nuevo tipo de bombas que están resultando especialmente mortíferas para sus tropas en Irak. Por otro, le ha recordado que "todas las opciones están sobre la mesa", reforzando las sospechas de un plan militar.

El diario The New York Times citaba ayer a un alto funcionario norteamericano para quien ese aumento en la retórica de confrontación evita que EE UU dé una imagen de debilidad. Sea como fuere, el cambio de actitud ha despertado esperanzas de que la diplomacia recupere la iniciativa.

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"Esperamos que [la reunión] sirva para romper el hielo y tal vez abrir la puerta a otras reuniones en el futuro. Deseamos que Irak sea un elemento de unión y no de división", manifestó el ministro iraquí de Exteriores, Hoshyar Zebari, tras el anuncio de la conferencia.

También en Irán, donde sectores cada vez más importantes del sistema empezaban a preocuparse por las consecuencias de la escalada verbal entre su presidente, Mahmud Ahmadineyad, y los responsables norteamericanos. "Es una buena noticia, pero la experiencia nos hace desconfiar", declara precavido un diplomático que simpatiza con los reformistas. "Hablar con Estados Unidos es un tabú tan arraigado en este país que va a costar mucho derribarlo", admite antes de recordar el mal sabor de boca que dejó el diálogo previo a la invasión de Afganistán. Bush premió el apoyo de Teherán incluyéndole en el ominoso eje del mal. Ayer, cuando un periodista recordó aquel episodio, Lariyaní respondió: "No vamos a suicidarnos por temor a morir".

Mientras tanto, la violencia sectaria sigue cobrándose víctimas en Bagdad a pesar de la ofensiva lanzada hace dos semanas por las fuerzas estadounidenses e iraquíes para acabar con los ataques de los insurgentes. Ayer, un coche bomba segó la vida de 10 personas en una calle comercial en el barrio de Bayaa. Un soldado estadounidense también murió tiroteado el martes cuando participaba en una patrulla de vigilancia en la parte oeste de la capital iraquí.

Policías iraquíes vigilan a supuestos insurgentes detenidos ayer al sur de Bagdad.
Policías iraquíes vigilan a supuestos insurgentes detenidos ayer al sur de Bagdad.EFE

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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