Irán ignora el ultimátum de Naciones Unidas y amplía su programa nuclear

Irán no sólo no ha abandonado su programa nuclear, sino que lo está ampliando. El director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Mohamed el Baradei, confirmó ayer en un informe clave que Irán ha incumplido la resolución 1.737 de la ONU, que le exige la suspensión de todas sus actividades de enriquecimiento de uranio. Este documento servirá ahora de base al Consejo de Seguridad de la ONU para decidir sobre la puesta en práctica de sanciones económicas y diplomáticas contra Irán por no contribuir a disipar las dudas sobre la naturaleza de su plan nuclear.

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Irán ha mantenido su desafío al ignorar el periodo de gracia de 60 días fijado por la ONU el 23 de diciembre pasado para que dejara de enriquecer uranio. Así lo certifica el documento de la OIEA, presentado ayer, y que ha sido elaborado sobre la base de estudios realizados por inspectores en territorio iraní. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de visita en Viena, declaró que está "profundamente consternado" por esta situación. Pese a la amenaza de sanciones, Teherán advirtió de inmediato que no piensa dar marcha atrás.

La decisión de Irán no sorprende a nadie. El propio presidente, Mahmud Ahmadineyad, ignoró desde el principio el ultimátum. Pero es que además, lejos de frenar su programa, Teherán ha anunciado la instalación, de aquí a mayo, de 3.000 centrifugadoras para fabricar uranio a nivel industrial, con el fin de generar energía. El informe del organismo dependiente de la ONU ha verificado la instalación en un recinto subterráneo del centro de experimentos de la planta de Natanz de cuatro cascadas de 164 centrifugadoras.

No sólo se constata que los responsables iraníes han proseguido con el procesamiento de uranio -material para uso civil, que en alto porcentaje de enriquecimiento también es apto para armamento nuclear-, sino que se han negado a procurar mayor transparencia a su programa nuclear: "Irán no ha aceptado las medidas de transparencia requeridas, que son esenciales para aclarar determinados aspectos del alcance y la naturaleza de su programa nuclear".

Del lado positivo, los inspectores del OIEA "están en condiciones de verificar la no desviación de materiales nucleares declarados" y también destacan que, últimamente, Teherán se ha atenido al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Pero varios puntos negros preocupan al organismo. Los responsables iraníes no han entregado un documento solicitado por el OIEA que supuestamente podría estar relacionado con planes para construir la bomba atómica. Y también se reprocha al Gobierno del país islámico su negativa a autorizar la labor de ciertos inspectores designados por la agencia.

Trabas a las inspecciones

Especial relevancia se da a la falta de voluntad por parte de Teherán a la hora de permitir que la agencia atómica esclarezca una serie de interrogantes sobre las dimensiones que tenía en el pasado su programa nuclear secreto, que fue descubierto en 2002 por iniciativa de grupos de la oposición. Aquél fue el detonante de la desconfianza de la comunidad internacional, que subsiste hasta hoy, aunque desde entonces Irán haya aceptado las inspecciones de los equipos de salvaguardia del OIEA, tal y como exige el TNP. Según El Baradei, "sin cooperación y transparencia, el Organismo no podrá dar garantías acerca de la ausencia de materiales y actividades nucleares no declarados en Irán, ni acerca del carácter exclusivamente pacífico de ese programa".

El informe servirá de base para que el Consejo de Seguridad decida si impone más sanciones a Irán. Ponerse de acuerdo no será fácil. Los analistas esperan que China y Rusia, con estrechos vínculos con Irán, se muestren más reticentes al impulso de estrictas sanciones económicas o a un embargo de armas a Teherán.

Mientras, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, afirmó en Berlín que el Consejo de Seguridad debe reunirse de inmediato para adoptar medidas que vayan más lejos que las sanciones aprobadas en diciembre, informa Juan Gómez. Un portavoz del Departamento de Estado añadió que el rechazo de Irán a cumplir con las demandas de la ONU "es una oportunidad perdida para el Gobierno iraní y el pueblo iraní".

El príncipe Saud Al Faisal, ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí y próximo presidente de turno de la Liga Árabe, declaró ayer en Madrid, donde asistió a la inauguración de la Casa Árabe, que su país quiere que se siga buscando "una solución pacífica y diplomática" al conflicto con Irán, informa Peru Egurbide.