Continuidad en el Reina Sofía

La ministra de Cultura, Carmen Calvo, cerró ayer filas en torno a la directora del Reina Sofía, Ana Martínez de Aguilar, y dio carpetazo al revuelo generado cuando el Gobierno estampó su firma en el documento de Buenas Prácticas de los museos, que establece el nombramiento por concurso de los responsables de los centros. Primero, por si cupiera alguna duda, respaldó sin ambages su gestión. Segundo, dejó claro que, aunque estuviera descontenta y quisiera, no podría relevarla. No se lo permite, dijo, el actual marco jurídico -es un organismo autónomo dependiente de Cultura-. "Se podrá hacer cuando se convierta en agencia estatal".

Calvo compareció en la comisión de Cultura del Congreso a petición del Grupo Popular para informar sobre los planes del Gobierno para el Reina Sofía, un museo de 71.000 metros cuadrados que ha estado en los últimos años en el centro de la polémica. Lo mismo a cuenta del plan museográfico aprobado por Martínez de Aguilar, que por la compleja puesta en marcha del nuevo edificio de Jean Nouvel o por dos cuestiones difíciles de olvidar: la famosa gotera que rozó el marco de la obra de Juan Gris Frutero y periódico y el descubrimiento de que la escultura Equal-Parallel/Guernica-Bengasi, de Richard Serra, llevaba años desaparecida.

El museo, con sus reformas pendientes ya encauzadas (34 millones de euros) y metido de lleno en la ordenación y catalogación de los fondos, está preso de la burocracia. Su transformación jurídica se plantea precisamente para dotarle de mayor autonomía. No hará falta para ello una ley, como ocurrió con el Museo del Prado en 2003, porque ya está la de Agencias Estatales. A la ministra se le preguntó por los plazos. Lo hizo la portavoz popular, Beatriz Rodríguez Salmones. Pero Calvo no fijó una fecha para la transformación jurídica del museo. La única pista la dio su compañero socialista Mario Bedera, quien sugirió que no se producirá antes de dos años.

Sobre toda la comparecencia planeó el documento de Buenas Prácticas, que de aplicarse -prohíbe comprar a patronos- impediría la adquisición de la colección de la baronesa Thyssen. "Hay un acuerdo firmado por Rajoy. Estamos hablando de una situación anterior. El Estado tiene la firmísima posición de encontrar un acuerdo de compra".

Calvo despachó así una de las muchas críticas que le lanzó Rodríguez Salmones durante la mañana. No sólo a cuenta de la directora del Reina Sofía - "le estaremos pagando un psicólogo porque un día se le pone en duda y otro se le confirma..."-. También por el balance triunfalista que la ministra había realizado antes, a petición propia, de su legislatura.

Porque hasta el turno de preguntas -más de hora y media- no hizo referencia a ninguna cuestión polémica, tampoco al anteproyecto de la Ley del Cine. La había hecho ya ante la prensa. Acusó a las televisiones de decir "falsedades", se mostró perpleja por la respuesta "desmedida" de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas (UTECA), que se había desligado la víspera del proyecto, y apeló a la generosidad. "Es una ley de equilibrio en la que todos tienen que ceder algo", dijo.