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El arte de negociar sin concretar nada

Irán parece ceder en sus pretensiones nucleares ante las posibles sanciones de la ONU

Andrés Ortega

Irán se declaró ayer dispuesto a una solución negociada a su cuestión nuclear. Es significativo que, en el aniversario de la Revolución Islámica de 1979, mientras en Teherán el presidente Mahmud Ahmadineyad no se refirió a esta cuestión, sí la abordara abiertamente en Múnich, en la Conferencia sobre Política de Seguridad, en principio un foro hostil hacia Teherán, el negociador iraní Alí Lariyaní, según el cual, "Irán quiere negociaciones para resolver la cuestión nuclear", aunque sin concreciones, al menos públicas.

Para Lariyaní, su país no busca la bomba atómica -prohibida por la doctrina islamista expresada por el líder supremo-, sino garantizarse los suministros para la energía nuclear civil. Se declaró abiertamente dispuesto a poner todas las actividades nucleares iraníes bajo un consorcio en el que pudieran participar otros países "y así generar confianza". Fuentes europeas calificaron estas declaraciones de "muy importantes".

Las sanciones contra Irán para Lariyaní sólo sirven para "alimentar la inestabilidad", pero, según los occidentales, tienen cierto efecto. Irán, aunque se siente fuerte en la zona y necesario para resolver los conflictos de Afganistán, Irak y Líbano, también ha visto crecer su aislamiento. Las propias dudas sobre la participación de Lariyaní en el foro de Múnich reflejan los debates que ha habido al respecto en Teherán. Tras confirmar su participación, la anuló por cuestiones de salud, para luego asistir. En Múnich, Lariyaní, secretario del Consejo Superior de Seguridad iraní, mantuvo unas sesiones de trabajo "muy constructivas", según él, con el alto representante europeo para la política exterior, Javier Solana, y posteriormente con el ministro alemán de Exteriores, Franz-Walter Steinmer.

Ahora, a nueve días del plazo dado por el Consejo de Seguridad, se trata de conseguir que los iraníes suspendan, aunque sea por un periodo breve, el enriquecimiento de uranio para permitir que se retomen las negociaciones formales. No en su intervención oral, sino en el texto distribuido, Lariyaní calificaba de "precondición irracional" esta petición de suspensión. De momento, se ha roto la incomunicación.

Cuestiones pendientes

Lariyaní señaló que ha enviado una carta al director del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Mohamed El Baradei, señalando la disposición iraní a fijar en tres semanas las modalidades para resolver las cuestiones pendientes, siempre que el contencioso regrese a la jurisdicción del OIEA, es decir, salga del Consejo de Seguridad de la ONU.

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Lariyaní ofreció avanzar desde una voluntad común que parta de cuatro principios: democracia, respeto a las otras culturas, racionalidad y respeto mutuo, y responsabilidad dentro de la legalidad internacional, y mostró la disposición iraní a cooperar para aplacar el caos de Irak.

Lariyaní, quien en todo momento insistió en la pertenencia de su país al Tratado de No Proliferación nuclear con las consiguientes inspecciones, insistió en la necesidad de que se garantice a Irán el suministro de combustible nuclear para que no se repitiera lo ocurrido en el pasado tras la revolución, cuando se interrumpió tras habérselo ofrecido a la dictadura del sha.

Se mostró abierto a un régimen internacional para el reproceso del combustible, como el propuesto por el líder ruso Vladímir Putin, siempre que garantice estos suministros. Insistió en que para Irán es importante dominar la investigación y desarrollo de la energía nuclear y no el ciclo de combustible. En todo caso, como indicó ayer Steinmer, no se trata sólo de evitar que Irán se haga con el arma nuclear, sino "también una nueva ronda de la carrera en armas nucleares, con consecuencias impredecibles", en la región y el mundo.

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