Hamás y Al Fatah firman un acuerdo de Gobierno de unidad
Los islamistas imponen su fórmula para que el Ejecutivo no reconozca expresamente a Israel
Las negociaciones en La Meca entre Hamás y Al Fatah dieron anoche frutos tras la firma del acuerdo por el que el presidente, Mahmud Abbas, encarga al actual primer ministro, el islamista Ismail Haniya, la formación de un Gobierno palestino de unidad ya casi pactado. El pacto suscita muchas incógnitas y una certeza: los fundamentalistas resultan vencedores. El mandatario y líder de Al Fatah exigía que los acuerdos suscritos por la OLP, que reconocen la legitimidad de Israel, fueran vinculantes para el Ejecutivo. Pero Hamás sólo aceptaba una fórmula ambigua que ha impuesto
La incógnita es ahora si el pacto será suficiente para que Occidente levante el bloqueo y para detener la violencia entre ambos bandos. Tras meses de virulentos choques armados y dos jornadas de negociaciones sin descanso, la firma del documento corrió a cargo de Abbas y de Jaled Meshal, líder indiscutible del Movimiento de Resistencia Islámico, en presencia del rey Abdalá de Arabia Saudí, que ha puesto todo su empeño para forjar el acuerdo. En buena medida por la enorme preocupación que suscita en Riad la creciente influencia de Irán en los asuntos internos palestinos.
En el documento, Abbas encarga a Haniya "encabezar un Gobierno que se comprometa con los altos intereses del pueblo palestino, que preserve sus derechos y sus logros y que trabaje para lograr los objetivos nacionales". Y añade después: "Apelo a que respete las resoluciones internacionales y los acuerdos firmados por la OLP [Organización para la Liberación de Palestina]". Es éste precisamente el encaje de bolillos que ha planteado Hamás desde el principio -"respetar" los acuerdos sin "comprometerse" con su cumplimiento- para no reconocer explícitamente el derecho a la existencia del Estado judío. Una fórmula que enfurecía al presidente Abbas, pero con la que al final ha transigido. Los semblantes de los dirigentes islamistas en La Meca reflejaban evidente satisfacción. No así los rostros de varios de los políticos de Al Fatah.
En las calles de Gaza se desbordó la alegría. Un vecino aseguraba por teléfono que pocas veces había escuchado tantos disparos al aire. Los coches recorrían las calles de la capital y partidarios de una y otra facción celebraban juntos la noticia. Confían en que al menos acabarán los violentos enfrentamientos armados que han costado la vida a casi 90 milicianos de ambas facciones desde diciembre. Aunque no está nada claro que así vaya a suceder, dado que en Al Fatah existen sectores fuertes que ven con malos ojos el pacto alcanzado.
Es más que dudoso también que el nuevo Ejecutivo sea aceptado por la Unión Europea y que Bruselas se decante por el levantamiento del bloqueo financiero que sufre el Gobierno de Hamás desde su formación en marzo de 2006. Y es casi imposible que Estados Unidos e Israel den su brazo a torcer sin escuchar de Haniya que su Gobierno reconoce expresamente el Estado sionista. En todo caso, si, como afirman algunas fuentes, Arabia Saudí se ha comprometido a entregar 1.000 millones de dólares (767 millones de euros) a la nueva Administración palestina, el embargo sufrirá una quiebra definitiva. Todo sea con tal de alejar a Teherán de los territorios palestinos. Nasser Shaer, viceprimer ministro del Gobierno saliente, apuntó: "Hemos hablado con países europeos que nos han dicho que el acuerdo sería aceptable para ellos. ¿Para Israel? No. Estados Unidos tiene su propia perspectiva. Nosotros apostamos por la ayuda de los Estados árabes". Uno de los delegados de Al Fatah, citado por Reuters, mostró más reservas. "Tememos", dijo, "que el Cuarteto [EE UU, Rusia, Naciones Unidas y la UE] no aceptará este pacto y no levantará el embargo".
Reparto de ministerios
La distribución de los ministerios ha sido resuelta. Nueve departamentos serán dirigidos por Hamás; seis, por Al Fatah; cuatro, por otros partidos, y seis ministros serán personalidades independientes. Las carteras clave -Finanzas, Exteriores e Interior- las asumirán casi con certeza políticos ajenos a los dos grupos enfrentados. De las dos primeras, salvo sorpresa, ya se conocen quiénes serán sus responsables. A cargo de Hacienda estará Salam Fayad, un ex funcionario del Banco Mundial que residió dos décadas en Estados Unidos, y que es visto con buenos ojos por Hamás. No en vano, Fayad, que ya ocupó ese cargo hace cuatro años, destapó públicamente la desmesurada corrupción que imperaba en la Autoridad Nacional Palestina en tiempos de Yasir Arafat.
De la diplomacia se hará cargo el ex ministro de Cultura Ziad Abu Amar, quien ha mediado sin descanso desde hace meses en la pugna entre Hamás y Al Fatah. Ex dirigente de este último partido, Abu Amar se presentó como independiente en las elecciones de enero de 2006, en las que los islamistas consiguieron un contundente triunfo. La identidad del ministro de Interior, que será un independiente propuesto por Hamás, se ignoraba anoche. Es una cuestión clave, porque será el encargado de dirigir y reformar unos cuerpos de seguridad enzarzados en cruentos choques desde hace nueve meses.
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