"Spanair y Star Alliance son una oportunidad para El Prat"

Josep Huguet (Manresa, 1951) tiene una oportunidad y quiere aprovecharla: vincular dos áreas que a menudo se han dado la espalda: universidades y empresas. Desde su nuevo macrodepartamento, adonde se ha llevado sus muñecas matrioshkas rusas u otros objetos confesadamente kitch, está decidido a hacer posible la transferencia de tecnología desde la universidad al tejido empresarial.

Pregunta. Ha habido ventas de empresas familiares de mucho arraigo como Chupa-Chups o Panrico. ¿De qué es síntoma eso?

Respuesta. No hay que ser pesimista. Hay muchas empresas catalanas al frente del negocio que deciden quedarse aquí e incluso apuestan por la I+D+i, cuando hay riesgos de deslocali-zación dentro del Estado por las ayudas que ofrecen otras comunidades. Empresas como Ros Roca o Metalquimia son ejemplos de innovación. Tenemos grandes motores como Abertis, en expansión. En el mercado global, debemos acostumbrarnos a que los capitanes de empresa crezcan y se coman a los demás. Lamento que algunas empresas tiren la toalla, tengan una ruptura generacional o se cansen de ser empresarios, pero no podemos hacer nada contra ello. Lo que nos falta es, en el mercado global, dar un paso más: más dimensión y alianzas. En el mundo empresarial, el tamaño importa. Yo, a través de instrumentos como el Copca o el Cidem, primaré las ayudas colectivas, las ayudas a las empresas que se agrupan y coordinan para salir fuera e investigar. Su efecto es multiplicador.

P. Usted ha puesto a Seat como ejemplo de empresa que innova. ¿Le beneficia o perjudica salir del grupo de marcas deportivas de Audi, en Volkswagen?

R. Lo importante es la voluntad de continuidad y permanencia de Volkswagen, que se traduce en centros de investigación y laboratorios. ¿Pero permanencia es estar siempre ahí con el mismo tipo de empleado haciendo lo mismo? Pues no. Lo importante es que las multinacionales creen centros de investigación aquí, porque éstos acaban siendo centros de poder. Dan valor añadido y fijan la multinacional aquí.

P. ¿Le consta que Nissan pretenda abrir una nueva fábrica en Cataluña?

R. Sería una gran noticia. Que yo sepa, está en stand by. Nissan haría definitivamente una apuesta estratégica.

P. Hablando de apuestas, ¿la Generalitat apoya a Spanair y Star Alliance frente a Iberia en su batalla por crecer en El Prat?

R. Reclamamos el control de El Prat, pero mientras éste no llega, la nueva terminal sería bueno que fuera a una empresa que introdujera competencia. Es la única manera de que El Prat tenga una oportunidad. Si la T-Sur va a la de siempre, estaremos como siempre. Respetamos a Iberia, pero su apuesta estratégica es Madrid.

P. ¿Aunque Star Alliance apenas hable de vuelos intercontinentales, sino sobre todo de vuelos punta a punta europeos?

R. Es igual. Una vez estén aquí, ya abriremos luego nuevas posibilidades.

P. ¿A través de qué mecanismos puede participar la Generalitat, como reclama, en el reparto de la nueva Terminal Sur, que corresponde a Aena?

R. No participa, pero Aena es para público y las negociaciones son de altura. Estoy convencido de que el presidente José Montilla hará sus gestiones. Los empresarios, cámaras de comercio, patronales y sindicatos de este país están en vías de movilización para aprovechar esta oportunidad clave. Se irán pronunciando en este sentido. Y las instituciones deben tomar nota.

P. ¿Cree que las discrepancias con Bruselas sobre la normativa catalana de equipamientos comerciales acabarán en el Tribunal de Justicia de la UE?

R. La batalla será larga, pero tenemos buenos argumentos, pese a que los grandes grupos de presión son muy fuertes. Entiendo que es más liberal regular el mercado que no hacerlo, porque la política de comercio de Cataluña busca la competencia en la existencia de equilibrio entre distintos formatos. Si no, se acaba como en Francia, con una situación de monopolio y de monopsonio (de control de las compras). La política económica no se puede hacer entrar en contradicción con la política social. El modelo de comercio debe contemplarse como un instrumento básico de modelo social de ciudad, de cohesión social. Nosotros no regulamos en función de temas económicos, sino para no tener barrios dormitorio que son una bomba de relojería, o para evitar coger el coche para todo y respetar más el medioambiente. Y queremos exportar nuestro modelo de comercio al Este de Europa.

P. ¿Le preocupa el peaje que su partido, ERC, está pagando por el bien de la cohesión del Gobierno catalán, como a otros?

R. Para nada. Todos nos contaminamos de la época Pujol, en que el súmmum del catalanismo era sacar pecho con quejas el fin de semana, para luego doblegarnos a políticas dependientes o sucursalistas el resto del tiempo. Aunque somos de distintos partidos, coincidimos con el presidente José Montilla en que, si hay conflictos con Madrid, hay que ir al Constitucional, o utilizar a los grupos parlamentarios en Madrid, pero no hacer aspavientos cada día.