Al Sáder advierte que las nuevas tropas volverán a casa en ataúdes
El nuevo plan del presidente de EE UU, George W. Bush, "descarrilará" como los precedentes y los soldados enviados corren el riesgo de regresar a casa "en féretros", aseguró ayer Abdul Razzaq al Nadaui, portavoz del clérigo chií Múqtada al Sáder en Nayaf, una de las ciudades santas del chiísmo. "El problema de Irak es la presencia de los americanos y el incremento de su número sólo conseguirá duplicar ese problema". "La nueva estrategia [de Bush] no es bienvenida. Como tampoco son bienvenidos los soldados americanos. No es el primer plan presentado y acabará como los otros", añadió.
Bush quiere que el Gobierno iraquí de Nuri al Maliki desarme a las milicias del Ejército del Mahdi de Sáder. Desde febrero, el país vive una verdadera guerra civil interconfesional entre milicias suníes y chiíes que ha costado la vida a miles de personas. El problema de Maliki, también chií, es que no tiene fuerza suficiente para ir a una confrontación interchií.
La comunidad suní ha acusado al Gobierno, y en particular a su Ministerio del Interior, de ser el responsable de los escuadrones de la muerte.
Múqtada al Sáder, que desde el principio se ha opuesto a la presencia de Estados Unidos, es una figura muy popular en Irak. Su gran bastión es Ciudad Sáder, un gigantesco barrio al este de Bagdad en el que viven más de un millón de personas. Su Ejército del Mahdi ha librado dos miniguerras contra el Ejército de Estados Unidos en 2003 y 2004. El espionaje norteamericano acusa al grupo libanés Hezbolá de entrenar al Ejército del Mahdi y a Irán de ser su mentor político.
El partido de Sáder tiene 32 diputados en un Parlamento de 275 escaños y participa con cinco ministros en el Gobierno. El apoyo de Sáder es esencial para el primer ministro.
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