La televisión iraquí anuncia el fin de Sadam
El ex presidente de Irak fue ejecutado al alba como responsable de la matanza de 148 civiles chiíes
Sadam Husein murió en la horca esta madrugada. El hombre que gobernó Irak con mano de hierro desde 1979 a 2003 fue ejecutado casi dos meses después de la sentencia a muerte que el Tribunal Especial iraquí dictó el 5 de noviembre. Fuentes del Gobierno iraquí reconocieron que la ejecución iba a ser grabada, aunque no estaba claro si sería difundida. De nada sirvieron las protestas de las organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional, ni la oposición de la Unión Europea, ni la del Vaticano, ni la de la ONU. El dictador fue declarado culpable del asesinato de 148 civiles chiíes de la aldea de Dujail en 1982, en venganza por el atentado que se produjo en esa localidad contra Husein. El atentado provocó una brutal represión en todo el país.
A las cuatro y diez minutos de la madrugada, la agencia Reuters citaba a la televisión iraquí Al Hurra para decir que Sadam Husein había sido ejecutado a las seis de la mañana en Bagdad, dos horas menos en la España peninsular. Poco después, ratificaba la noticia un alto cargo estadounidense en Irak, citado por The New York Times.
Tres años después de la invasión de Irak por Estados Unidos, Husein murió en la horca. Durante todo el día de ayer se produjeron informaciones contradictorias sobre su ejecución. Algunas fuentes consideraban que dar muerte a Sadam Husein en vísperas de la importante fiesta religiosa islámica del sacrificio —Eid el Ada, que coincide con la peregrinación de millones de fieles a La Meca— sería una ofensa para los suníes. Sin embargo, así sucedió.
La televisión pública iraquí ha anunciado esta madrugada, que un clérigo acudió al lugar de la ejecución —sin precisar el emplazamiento— para escuchar las últimas palabras de Husein y asistirlo en sus últimos minutos de vida.
Durante las horas que precedieron a la muerte del dictador se produjeron discusiones legales de todo tipo, sobre si era necesaria la autorización expresa del presidente iraquí, Yalal Talabani, declarado opositor a la máxima pena, como indica la Constitución, o si bastaba con la sentencia de la Corte de Apelación. Al final, prevaleció la última tesis que dejaba al margen a Talabani. La sentencia debía aplicarse por ley en un plazo máximo de 30 días.
El jefe del equipo de abogados defensores, Jalil al Dulaimi, dijo anoche a la agencia Reuters que Husein había sido transferido a los iraquíes. Pero la noticia fue desmentida por las autoridades estadounidenses. Se trataba de un dato clave porque, por razones de seguridad, la transferencia debía realizarse muy poco antes de la ejecución.
Nayib Naimi, ex ministro de Justicia de Qatar y miembro del equipo de defensores, declaró "Nos gustaría tener su cuerpo para devolvérselo a su familia y que puedan enterrarlo".
En medio de tantas informaciones contradictorias, Raghd Husein, la hija del dictador exiliada en Jordania, pidió que, en cuanto ejecutaran a su padre, lo enterrasen en Yemen "hasta que Irak sea liberado".
Sadam pasó los últimos días escribiendo cartas para miembros de su familia y para el pueblo iraquí. El jueves tuvo la posibilidad de mantener un encuentro con sus dos hermanos por parte de madre, a los que entregó algunas misivas.
Dulaimi, el jefe del equipo de defensa del ex dictador, dijo que los estadounidenses le habían invitado a hacerse cargo de los efectos personales. Mowafak al Rubaie, asesor nacional de seguridad de Maliki, dijo: "No habrá televisión. Ni prensa. Nada". Después reconoció que la ejecución iba a ser grabada, pero que la cinta no se haría publica. Otras fuentes indicaron que las grabaciones, una vez editadas, serían difundidas.
La noche era fría en Bagdad. Apenas un grado centígrado. Los ministerios de Interior y Defensa de Irak adoptaron medidas especiales de seguridad en la capital y en otras ciudades desde primeras horas de la madrugada del sábado en previsión de posibles disturbios o atentados.
Las especulaciones sobre el lugar en que se encontraba el dictador continuaron hasta la hora de su muerte. Había quien situaba a Husein en el mismo sitio que otros presos de importancia del antiguo régimen baazista: en una dependencia dentro de uno de sus antiguos palacios, el más próximo al aeropuerto internacional de Bagdad. Este recinto, convertido en una cárcel de alta seguridad, está bajo control militar de Estados Unidos. Pero otras fuentes indicaban que Husein iba a ser ejecutado en la zona verde, sede del Ejército estadounidense en Bagdad.
Nayib Al Nuemi, uno de los abogados de Sadam, indicó ayer que se convertiría en un mártir. El propio Husein hizo pública esta semana, tras la confirmación el martes de su sentencia de muerte, una carta manuscrita en la que afirmaba: "Me ofrezco en sacrificio. Si es la voluntad de Dios, él pondrá mi alma junto a los verdaderos hombres y mártires". En la misma carta, el dictador instó a los iraquíes a "permanecer unidos" contra el enemigo. El partido Baath, el de Sadam, amenazó con tomar represalias contra Estados Unidos, contra los miembros del Tribunal y contra los dirigentes de Irán, a quienes acusan de estar detrás del Gobierno iraquí, de mayoría chií.
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