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Un nuevo telescopio buscador de planetas, listo para salir al espacio

El observatorio europeo 'Corot' estudiará estrellas por dentro y cuerpos rocosos en órbita

L a actividad de los científicos que se dedican a buscar planetas alrededor de estrellas que no sean el Sol entrará en una nueva fase frenética dentro de poco, en cuanto esté listo para observar un nuevo telescopio espacial, el Corot, diseñado para buscar planetas fuera del Sistema Solar. A la vez, estudiará la sismología estelar, lo que debe dar información esencial sobre las estrellas por dentro. El lanzamiento del Corot (Convection Rotation and Planetary Transits) está previsto para esta tarde desde el cosmódromo ruso de Baikonur.

Aunque el sueño de encontrar planetas extrasolares es antiguo, no fue hasta 1995 cuando se encontró el primero. Desde entonces se han localizado más de 200, pero todos son muy grandes, gigantes gaseosos de diámetro muy superior al de la Tierra. La técnica y los instrumentos científicos actuales no dan para más, para encontrar planetas del tamaño de la Tierra o, al menos, rocosos, y no enormes bolas como Júpiter. Corot, un proyecto de la agencia espacial francesa CNES, con participación de España, Alemania, Austria, Bélgica, Brasil y la Agencia Europea del Espacio (ESA), está diseñado precisamente para dar un paso adelante clave en esa búsqueda. Su telescopio de 30 centímetros de diámetro y la estrategia de observación de unas 120.000 estrellas debe permitir a Corot la detección de planetas, seguramente más grandes que la Tierra, pero no mucho.

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Los más optimistas, los que quieren encontrar cuanto antes otros mundos habitados, deben esperar aún un poco. "Aunque el objetivo de descubrir un planeta con evidencias de vida está todavía algo alejado en el tiempo, todos los pasos intermedios dirigidos a ese fin, como Corot, son muy necesarios y muy importantes para acercarnos al objetivo final de encontrar vida en cualquier otro lugar de la galaxia", comenta Fabio Favata, coordinador de misiones de Astronomía y Física Fundamental de la ESA.

La técnica de detección elegida para Corot es la denominada de tránsito. Se trata de mirar una estrella e intentar medir la ligerísima caída de su brillo que debe producirse si un planeta en órbita a su alrededor se cruza por delante en la línea de visión del telescopio. Hasta ahora, con telescopios terrestres, se han encontrado algunos planetas extrasolares así, pero muy pocos, dado lo difícil que es medir ese levísimo oscurecimiento. De los 200 ya encontrados, casi todos han sido detectado -también indirectamente- por el bamboleo que el planeta provoca gravitatoriamente en el astro que rodea.

Más difícil aún es detectar un planeta extrasolar si no es un gigante gaseoso, sino un cuerpo pequeño (el planeta rocoso más grande conocido hasta ahora es la Tierra). Corot detectará sobre todo cuerpos grandes, como Júpiter o mayores, pero los científicos esperan que parte de su captura sean los pequeños, tal vez unas cuantas decenas en total. El telescopio observará dos grandes regiones del cielo, una hacia el centro de la galaxia y otra hacia fuera, y los astrónomos han seleccionado ya campos de estudios con objetivos potencialmente interesantes. Las estrellas que mirará están cerca de la Tierra, a una distancia máxima de unos 500 años luz.

Corot, bajo la dirección científica de la francesa Annie Baglin, es un satélite de 630 kilos, de cuatro metros de altura y casi dos de diámetro, que se colocará en órbita alrededor de la Tierra, por los polos, a 896 kilómetros de altura. Está previsto que funcione durante dos años y medio. Mientras este mirando estrellas a ver si un planeta se cruza por delante de una de ellas, el Corot estudiará los astros de una forma nueva: sondeará su interior a través de las ondas acústicas que recorren en la superficie estelar y que llevan información acerca de los procesos físicos que se producen en su interior. Esa sismología estelar proporcionará a los especialistas, además, información sobre la masa precisa del astro, su edad y su composición química.

Este tipo de estudio se ha hecho durante años en el Sol, tanto con telescopios solares en la Tierra como con el satélite Soho en el espacio, pero hasta ahora no había posibilidades de extender esos análisis detallados a otros astros y hacer comparaciones.

Corot lleva dos cámaras, cada una dedicada a un objetivo de la misión: la sismología estelar y la detección de planetas extrasolares por tránsito.

La NASA está preparando una misión, Kepler, similar a esta europea, también para buscar planetas con la técnica de tránsito, pero no será lanzada hasta finales de 2008.

Para que un telescopio vea directamente un planta extrasolar, y más aún si se persigue uno pequeño y rocoso, habrá que esperar unos años, porque los científicos aún no tienen instrumentos para ello. Es una tarea difícil aunque se rastreen estrellas cercanas. Como explica la ESA, intentar ver directamente un planeta extrasolar es como intentar ver la luz de una vela que esté al lado de un faro, desde una distancia de mil kilómetros.

Planes si que hay, y están en estudio un par de misiones capaces no sólo de ver planetas de tipo Tierra, sino incluso analizar su luz para ver si en ella está la firma del oxígeno, del agua o del metano, indicios de su habitabilidad.

La ESA tiene en estudio dos misiones Gaia y Darwin, que podrían significar pasos de gigante en la búsqueda de planetas del tipo Tierra. Gaia, aún en fase de desarrollo, sería una misión de astrometría para hacer el más preciso mapa de la Vía Láctea mirando más de mil millones de estrellas, y de paso podría detectar y caracterizar nuevos sistemas planetarios extrasolares. Darwin es aún más ambiciosa. Sería una flotilla de cuatro sondas espaciales que, combinando la luz que reciban de los astros, buscaría planetas como la Tierra y analizaría su atmósfera en busca de características químicas que indicara la posibilidad de que albergaran vida.

Ensayo térmico del telescopio <i>Corot</i> en una cámara de vacío.
Ensayo térmico del telescopio Corot en una cámara de vacío.CNES

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