_
_
_
_

El ascensor que se cayó en el Puerta de Hierro fue reparado 30 minutos antes

El refrigerador que mató a un trabajador del hospital en julio estaba sin legalizar ni revisar

Oriol Güell

La antigüedad del hospital Puerta de Hierro, con 40 años, ha causado dos graves accidentes en cinco meses, con el resultado de la muerte de un trabajador y heridas en otras tres. Estas últimas son tres delegadas de UGT que resultaron heridas leves el martes al caer el ascensor en el que viajaban desde una altura de unos dos pisos. Las accidentadas sufren traumatismos, contracturas, mareos y vómitos. El ascensor acababa de ser reparado hacía 30 minutos. Por otra parte, el refrigerador que mató en julio a un empleado no había sido legalizado ni había sido sometido a revisiones.

La empresa responsable del mantenimiento del ascensor remitió el pasado miércoles un mensaje por correo electrónico a la dirección del Puerta de Hierro. En la nota, la compañía resume lo acaecido sobre las dos de la tarde del día anterior, cuando cuatro mujeres -tres delegadas del sindicato UGT y una persona no identificada- descendían desde el tercer piso de uno de los edificios del hospital.

La empresa especifica en su nota que acudió al hospital "porque un ascensor estaba parado (sin gente dentro) y tenían problemas porque se pasaba de finales [bajaba más de lo debido] y se paraba". La nota sigue relatando cómo su técnico, tras revisar distintos elementos de la maquinaria, comprobó que "no se volvía a repetir el fallo y lo dejó en funcionamiento normal".

Una media hora más tarde -la empresa refleja que su técnico llegó a la una de la tarde y que estuvo ocupado durante 30 minutos-, "cuatro pasajeros tomaron el ascensor, se quedaron encerrados y la avería volvió a repetirse, pasándose el ascensor de finales de la planta -1".

La nota sigue contando que "al sacar a las personas encerradas, le transmitieron el susto que se habían llevado", pero "todas salieron por su propio pie y sin quejarse de ningún tipo de dolencia", añade la empresa.

Esta versión contrasta con la de las propias afectadas. "¿Cómo que sin quejarnos?", se preguntó ayer airada Carmen Hermoso, una de las tres heridas. "Yo vomité, estaba mareada y nos fuimos derechos a urgencias. ¿Cómo pueden decir eso?", se pregunta.

Baja laboral

Las tres delegadas de UGT sufren, según los partes médicos, "politraumatismos y contracturas", y tres días después del accidente siguen de baja laboral y dicen estar "como mareadas y aturdidas". "Los médicos nos han dicho que debemos hacernos más pruebas para descartar lesiones en la espalda y la columna", explicó Hermoso. De la cuarta ocupante del ascensor se desconoce su estado, ya que "salió corriendo presa de un ataque de nervios", explican los testigos.

El relato de las afectadas es más vivo que el aséptico resumen de la empresa. "El ascensor se paró en la tercera. Luego empezó a dar pequeñas sacudidas, en cada una de las cuales bajaba un poco. Al final, tras un buen rato, el ascensor se desplomó hasta que se paró de golpe", explicó Carmen Hermoso, una de las afectadas. Ninguna sabe concretar desde que altura cayó el ascensor, ya que confiesan ser incapaces de "calcular el tiempo que el ascensor estuvo dando sacudidas". "Empezó la tercera planta y terminó en los sótanos. Encerradas ahí dentro, con los nervios a flor de piel y todo lo demás, me es imposible calcularlo", relató Hermoso.

Ésta, además, recuerda que el técnico de la empresa "empezó a gritar que ya estaba harto de los ascensores, que a ver si los cambiaban de una vez, que siempre estaban igual y que un día habría una desgracia...".

La nota de la empresa finaliza diciendo que el ascensor afectado "ha sido sometido a las revisiones de mantenimiento preventivo mensuales" que exige la normativa, aunque deja entrever que la antigüedad requeriría su cambio: "Se ha informado en todo momento de la tecnología y antigüedad de las instalaciones, siendo éstas susceptibles de reforma, pero funcionando conforme a la legislación vigente".

El sindicato CGT denunció ayer que "las irregularidades son la norma en el mantenimiento de los ascensores del Puerta de Hierro". CGT aporta un informe fechado hace dos años de la Dirección General de Industria de la Comunidad de Madrid, responsable del control de los ascensores, que constata que, de los 29 elevadores del hospital, 11 sufrían deficiencias y otros seis necesitaban ser cambiados.

Otro informe demuestra que en noviembre de 2005 el hospital fue obligado a clausurar uno de los ascensores porque "no funciona el paracaídas de caída (el mecanismo que evita que un ascensor se desplome)".

Una portavoz del hospital explicó que "todas las deficiencias han sido subsanadas o lo están siendo siempre según la normativa vigente o los plazos fijados por las empresas encargadas".

Cartel del hospital Puerta de Hierro sobre la entrada del centro.
Cartel del hospital Puerta de Hierro sobre la entrada del centro.ULY MARTÍN

Una muerte evitable

Juan Machado Díaz estaba casado, tenía tres hijos y llevaba más de 30 años trabajando en el servicio de mantenimiento del Puerta de Hierro. El pasado 28 de junio, el envejecido sistema de refrigeración del centro se estropeó. Machado acudió a repararlo y entonces "salió disparado el aceite caliente que contenía el aparato compresor, impactando en el trabajador y produciéndole tales quemaduras que le causaron la muerte" 19 días más tarde.

Esta muerte motivó una investigación de la Inspección de Trabajo, que el pasado 8 de noviembre emitió un informe. La Inspección relata que el compresor no había sido sometido a "ningún mantenimiento regular de carácter preventivo".

La Inspección se remite a una respuesta por escrito de la Dirección General de Industria de la Comunidad de Madrid, que constata que pese a lo establecido por la normativa estatal y a que "esta instalación parece haber sido realizada en 1965", "no se localiza expediente alguno referente a la legalización de la instalación".

Es decir, Industria desconocía que hubiera en el hospital un mecanismo como el que causó la muerte al trabajador pese a que la normativa obligaba al centro a legalizarla.

El Puerta de Hierro incumplió también sus obligaciones, fijadas por el Real Decreto 1244/1979, de mantenimiento y revisiones del aparato. La primera de éstas debería haberse hecho a los 10 años de la puesta en marca del mecanismo y luego cada cinco años. Tampoco Industria tiene constancia en su archivo ni de una sola de estas inspecciones o revisiones.

La Inspección de Trabajo constata también que, además de los defectos del aparato, el trabajador no tenía la formación requerida para manipularlo, lo que le llevó a "obviar las protecciones eléctricas existentes en estas instalaciones".

La Inspección detecta en el Puerta de Hierro una "carencia de método, instrucciones y procedimientos de trabajo preestablecidos a seguir en el caso de reparaciones". Por todo ello, concluye la Inspección, en el hospital se produjo una "infracción administrativa de carácter laboral en materia de prevención de riesgos laborales".

La Inspección acaba por ordenar al hospital que aplique la normativa en materia de revisiones en la maquinaria de refrigeración, que elabore planes de actuación en la reparación de los refrigeradores y que forme a su personal para ello. Un portavoz del centro afirmó ayer que el hospital los ha cumplido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_