Algún día lo negarán
Muchos de los chilenos que desfilaron ante el féretro del general Pinochet negarán algún día haberlo hecho, como aquí ocurrió con tantos que fueron a despedir a Franco. Incluso es posible que los energúmenos que agredieron a los periodistas extranjeros, incluyendo la corresponsal de TVE (al grito de "españoles, hijos de puta"), tratarán un día de convencer a sus hijos de que no son ellos quienes aparecen en las imágenes.
El funeral fue escenario de nuevos alardes de fanatismo, sobre todo por parte de un nieto del fallecido, también militar de profesión, que hizo una defensa enardecida y analfabeta del golpismo diciendo que su abuelo "derrotó al marxismo no mediante el voto, sino derechamente, por el medio armado"(o sea, por el terror), lo que debe parecerle más meritorio.
La perorata del nieto, que también arremetió contra los jueces que han investigado los crímenes del abuelo, fue considerada "inaceptable" por la ministra de Defensa y "una falta gravísima" por la presidenta del país. Ambas se mostraron convencidas de que el Ejército actuaría en consecuencia, y así parece que va a ser, ya que se han anunciado medidas disciplinarias.
Pero que esas autoridades civiles se remitan al Ejército en vez de anunciar directamente que habrá sanciones no deja de ser un síntoma de que persiste un residuo al menos retórico de la autonomía que Pinochet quiso garantizar a las Fuerzas Armadas respecto al poder civil. La presidenta Bachelet merece todo el apoyo para culminar con prudencia, firmeza y convicción, como ayer dijo, la superación definitiva de una situación en la que los militares asumen sinceramente su supeditación a las instituciones, pero aún están internamente divididos respecto a la valoración de su pasado.
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