Células madre radioactivas para caballos
Un hospital equino en Manilva investiga el uso de células madre impregnadas de radioactividad
"En este paso crucial de la medicina paliativa a la regenerativa que atravesamos, queremos usar las lesiones de los caballos para dar un paso clave". La ambición del cirujano veterinario Miguel Valdés espera situar a su equipo a la cabeza de la investigación con células madre para equinos, un campo del conocimiento médico casi virgen y con un potencial enorme.
Su centro de operaciones, el Hospital La Equina en Manilva (Málaga), ha sido desde 2003 una clínica de referencia para la cirugía de caballos. Después de las primeras consultas, los dueños de los caballos acudían a este centro para intervenciones específicas. Era como acudir al médico de cabecera y posteriormente al especialista para que determinara la operación necesaria. Pero ahora, el especialista se ha lanzado y se va a convertir en un pionero de la investigación.
Por eso el hospital se ha embarcado en el proyecto Estem, basado en la investigación, desarrollo e innovación (I+D+I). Para establecer las aplicaciones terapéuticas de las células madre desde los ensayos con caballos. El primer objetivo es estudiar las lesiones musculares y evaluar su posible paso a las enfermedades humanas. El equipo de veterinarios extraerá células madre del esternón equino que serán cultivadas en laboratorio, posteriormente extraídas del medio de cultivo para enviarlas al hospital, y finalmente éstas serán inyectadas en la lesión del animal.
Las alternativas de inyectarlas en la vena yugular, en la arteria que nutre la lesión, o por el contrario en la propia lesión, servirán para estudiar el comportamiento de dichas células. Las primeras seis horas de su discurrir por las venas son cruciales. "Seguiremos a las células marcándolas con radioactividad, gracias a una cámara que detecta los destellos radioactivos. Queremos ver si esas células llegan a la lesión y sobre todo, si se quedan a trabajar", cuenta Valdés.
Lesiones musculares
La Equina comprará las células al laboratorio inglés Vet Cell, pero debe asegurarse de que todo el conocimiento nace y permanece propiedad del hospital español. Por ahora los ensayos se limitarán a los equinos, pero en función de los resultados, se estudiará su aplicación para lesiones musculares y esqueléticas en el hombre. "La ley no es tan restrictiva en el caballo y podemos avanzar más rápidamente", explica Valdés.
El reto de este hospital en la investigación va más allá, y pretende asimismo mejorar la pura raza española, prácticamente el único caballo que se exporta desde España, y donde la comunidad andaluza juega un papel fundamental ya que el 65% de los ejemplares equinos de calidad proceden de sus ganaderías. El proyecto Pre-Salud quiere investigar las enfermedades más comunes de esta raza: la conocida como cuello de gato (ligera desviación en el cuello), el síndrome Wobbler (imposibilidad de andar con equilibrio. "Van como patos mareados", apunta Valdés), y la laminitis (alteraciones en los cascos).
Para avanzar, la colaboración de los ganaderos es esencial. "Hace falta altura de miras y generosidad por su parte para llegar al fondo de la enfermedad, porque aún no hay certezas", añade el cirujano. El cuello de gato, una enfermedad que supone el 80% de los casos, es una asimetría que afecta a su constitución. Por ahora sólo se corrige con técnicas de liposucción y lipoescultura, pero las posibilidades de atajarla son muchas a partir de la investigación en ciernes.
"Es vergonzoso comprobar que no sabemos nada de la pura raza española sencillamente porque otros países no investigan por nosotros. Queremos cortar ese círculo vicioso". Valdés quiere darle la vuelta a esta grave carencia de la hípica nacional, que en los últimos años ha obtenido reconocimientos deportivos en torneos gracias a ejemplares ya famosos como Invasor o Evento.
El hospital ha invertido 1,5 millones y ha contado con ayuda de la Red de Espacios Tecnológicos de la Consejería de Innovación, aunque los 14 veterinarios de la clínica adquirieron sus conocimientos en centros de Gran Bretaña y EE UU, donde la hípica son palabras mayores desde hace décadas.
250 operaciones
La clínica cuenta con 16 boxes donde están "internados" los caballos, a la espera de ser llamados para su intervención. Valdés está al mando de la nave junto a su mujer, Maya Caparrós, jefa del servicio de anestesiología del hospital equino. Tienen a sus pacientes entre algodones antes y después de la cirugía. Con tarifas entre los 2.000 y los 4.000 euros, las intervenciones en su quirófano de altos vuelos, son espectaculares.
Cada año pasan por esta clínica hasta 250 ejemplares para corregir sus dolencias. El pasado martes, un esbelto caballo blanco esperaba nervioso su operación para que le extirparan un desprendimiento en la rodilla. Tras ser sedado y anestesiado, una grúa lo levantó con suma facilidad, como si aparentemente sus 496 kilos no opusieran resistencia. Después de ser colocado en una tremenda camilla, controlada su respiración, y tomadas todas las precauciones higiénicas posibles, el equipo procedió a forrar todas sus patas. Finalmente, la operación no duró más de diez minutos.
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