La policía halla cuatro personas contaminadas con polonio 210 en Hamburgo
La policía alemana encontró ayer indicios de contaminación radiactiva en la familia de la ex mujer de Dimitri Kovtun, el empresario y ex espía ruso que se reunió en Londres con Alexander Litvinenko el día que éste fue envenenado con la sustancia radiactiva polonio 210. Ayer se investigaba en un hospital de Hamburgo si el polonio entró en el organismo de Marina W., de 31 años, divorciada de Kovtun, su actual pareja, y sus dos hijos, de uno y tres años. Los resultados del reconocimiento médico de la familia tardarán unos días en conocerse, explicó la policía.
Las pruebas médicas fueron ordenadas después de que se hallaran restos radiactivos en lugares de la vivienda de la familia a los que probablemente no tuvo acceso Dimitri Kovtun cuando pernoctó allí la noche del 31 de octubre. Marina W. vive en el mismo edificio del barrio hamburgués de Ottensen, donde Kovtun mantiene una vivienda que no ocupa hace años.
Los investigadores encontraron rastros de radiación en el dormitorio de Marina W., en el de los niños, en ropa sucia y en ropa lavada, así como en la lavadora. Las fuerzas de seguridad creen que estas huellas no proceden del empresario. También se habían hallado rastros de polonio en el baño y en el sofá en el que durmió Kovtun. La policía calificó la hospitalización de la familia de "medida de precaución".
Los contactos de Londres
Se desconoce de qué manera está implicado el empresario ruso en el asesinato por envenenamiento de Alexander Litvinenko. Kovtun y Andréi Lugovói, otro ex espía, se reunieron con Litvinenko en un bar del hotel Millenium de Londres el 1 de noviembre, el día que Litvinenko fue envenenado. Tanto Lugovói como Kovtun están hospitalizados, según los medios de comunicación rusos. Las autoridades alemanas pidieron información a las rusas sobre el paradero y el estado en que se encuentra Kovtun, pero hasta ayer no habían obtenido ninguna respuesta.
La policía cree que Kovtun podría haber traído polonio en el interior de su cuerpo cuando llegó a Hamburgo procedente de Moscú el 28 de octubre. En ese caso, lo fue expulsando con los fluidos corporales. Pero también es posible que el ex espía ruso hubiese participado en Moscú en la preparación para el transporte de una dosis de polonio y que, por descuido, se hubiese contaminado su ropa o sus manos, algo plausible si el polonio estaba en forma líquida. Eso explicaría que fuera dejando el rastro radiactivo en las casas donde se alojó, en el coche que utilizó y las oficinas de extranjería, a las que acudió a resolver un trámite.
Mientras tanto, continuaron las investigaciones en el edificio donde vive la ex mujer de Kovtun y en la casa de su madre en Haselau, cerca de Pinneberg, al norte de Hamburgo. A esta ciudad llegó ayer un agente de Scotland Yard que servirá de enlace entre los investigadores alemanes y británicos.
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