"Dejaré de ser un gitano invisible"
El bailarín-bailaor y coreógrafo Joaquín Cortés tuvo el pasado 28 de noviembre un debú muy especial en el Parlamento Europeo. Junto a José Borrell, hizo su presentación oficial como representante de la etnia romaní en la Cámara de la Unión, ante más de 250 parlamentarios que no quisieron perderse su "actuación". Joaquín no bailó, sino que hilvanó un sentido discurso que caló en todos y donde puso de relieve las necesidades, urgencias y situaciones críticas de la etnia gitana en todo el continente europeo, con especial hincapié en los problemas de la infancia. Ahora le espera Nueva York y su estreno en un teatro de Broadway, donde llega como productor de su propia obra.
Joaquín Cortés (Córdoba, 1969) una vez más no tiene un minuto libre. En estos días ensaya de sol a sol, se pone a punto con vistas a su estreno en Nueva York, pero viene con la "resaca" de unos aplausos que nada tienen que ver con los de quienes admiran sus zapateados. Tras más de un año de gestiones, ha cuajado una iniciativa del parlamentario macedonio, también de origen gitano, Martin Demirovski. Joaquín representará en Bruselas a la etnia romaní y por primera vez habrá en la capital belga una oficina dedicada a los asuntos de los gitanos en Europa.
"En España se dice que hay 600.000 gitanos. Pasan del millón. Son 14 millones en Europa"
"La expansión de la Unión Europea hacia el Este ha reavivado los problemas de la etnia"
Pregunta. ¿No dudó en aceptar este empeño?
Respuesta. Ni un segundo. Lo veo como un deber y, es más, con orgullo, como un premio.
P. ¿Y qué tipo de reivindicaciones plantean?
R. De todo tipo, desde lo social a lo cultural. El caso es que la expansión de la Unión Europea hacia el este del continente ha reavivado los problemas, hasta diría que los ha agudizado.
P. ¿Puede hablarse de una nueva diáspora gitana?
R. Sí, aunque sea en condiciones diferentes, pues hay ciertos problemas graves que persisten.
P. ¿Como cuáles?
R. Desde la marginación y la automarginación hasta la educación de los niños. Son muchas cosas, algunas más evidentes y conocidas que otras, pero todas igualmente importantes y que implican a muchos países de la UE.
P. No es un problema nuevo...
R. Pero está ahí, es una realidad que de vez en cuando salta, se habla y se olvida. Ahora queremos que no sea así, que la atención y el reclamo que consigamos se traduzca en acciones prácticas que redunden en la integración, la educación, la protección de las tradiciones culturales propias.
P. ¿Por dónde van a empezar?
R. Ya tenemos articulado el proyecto de un Festival Gitano Internacional donde no sólo actuarán gitanos, sino artistas de renombre de todo el mundo y de todas las artes: músicos, bailarines, cineastas. El primero lo haremos en Transilvania, y la idea es hacerlo en Tokio, Londres o Moscú, grandes ciudades desde donde se pueda amplificar nuestra voz. Luego durante todo 2007, que será el Año Mundial por la Igualdad de Derechos, haremos campañas y estudios en esa vertiente. 2008 será en Año del Aprendizaje Intercultural y allí queremos estar también los gitanos presentes.
P. Su fundación se encuentra dentro de estos proyectos.
R. Sí. La Fundación Joaquín Cortés tiene siete años de trabajo hechos. No se trata de publicitar el trabajo, sino de que se haga a conciencia, de que se obtengan resultados prácticos.
P. ¿Se trata de integrarlos?
R. No sólo eso. La educación dentro de la cultura gitana, en eso hay que trabajar, para que los niños y las niñas completen su educación, se encaminen en la vida con una profesión.
P. ¿Cómo funcionará la oficina de Bruselas?
R. Se va a crear un equipo que trabaje por sectores y con representación de los gitanos de Alemania, Rusia, Rumania y otros países. Será un equipo profesional que responda a un trabajo que somos conscientes no es inmediato, y del que se recogerán los frutos a medio y largo plazo. En cada país hay problemáticas diferentes y exigen tratamientos muy diferenciados. En España se dice que hay 600.000 gitanos. En realidad pasan del millón. En total hay en Europa 14 millones.
P. ¿Cómo es eso de los "gitanos invisibles"?
R. Somos los que por diversos motivos somos asimilados a la sociedad y estamos adaptados a los ritmos que impone. Y es que, a primera vista, no tenemos nada que ver con el de la cabra o con el que delinque. Pero el asunto es dejar esa invisibilidad, asumir la esencia y el carácter gitanos como lo que son, en toda su riqueza.
P. ¿Y del pasado, por ejemplo, de la historia de los gitanos durante la II Guerra Mundial?
R. Yo incluso quise montar una obra sobre este tema. Es algo que tengo ahí, siempre en mente. Vamos a tratar esto a fondo. ¿Quién habla hoy de nuestro genocidio, de nuestro desastre, de nuestros dos millones de muertos en los campos nazis? Eso forma parte no sólo de nuestra historia, sino de la historia en general, y debe detallarse.
P. ¿Cómo será su estreno en Broadway?
R. Llevo allí mi última creación, Mi soledad, con los trajes del Jean-Paul Gaultier y una veintena de músicos maravillosos. Es la primera vez que un bailarín español va a Broadway produciendo él mismo su presentación. Vamos al Palace Theatre a finales de año, que tiene 1.700 localidades, y de ahí a Los Ángeles en febrero y a Miami en mayo.
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