_
_
_
_
Elecciones presidenciales en Venezuela

La continuidad de Rosales como líder opositor es incierta

Juan Jesús Aznárez

La derrota de la oposición venezolana en las presidenciales del domingo aboca a sus dirigentes hacia una reflexión interna sobre la estrategia a seguir en la ardua travesía hacia el objetivo común: arrebatar el poder a Hugo Chávez, un caudillo duro de pelar. No es seguro que el liderazgo de Manuel Rosales se mantenga los seis años de la legislatura porque el escrutinio no le afianza como el candidato indiscutible de las fuerzas antigubernamentales, al no haber logrado aumentar los votos obtenidos por la oposición en el referendo revocatorio del año 2004. Sin ningún escaño en la Asamblea Nacional, con sólo dos de las 24 gobernaciones regionales, y la mayoría de las alcaldías administradas por el oficialismo, la consolidación de la oposición como una alternativa real de poder se adivina complicada.

El futuro inmediato del movimiento antigubernamental casi queda en manos del espacio institucional que quiera abrirle el Gobierno de Chávez. La primera posibilidad es que adelante las elecciones legislativas, previstas para 2010, y que la oposición participe, contrariamente a la decisión de no hacerlo en la consulta del 4 de diciembre de 2005. El oficialismo copó entonces los 169 escaños en juego. Rosales deberá tomar decisiones importantes y susceptibles de ser protestadas. "Tengo autoridad moral para llevar esta bandera y la seguiré llevando", manifestó al admitir su derrota. Es incierto, sin embargo, que los 41 partidos y grupos que acordaron su candidatura, en aras de la unidad, le confirmen como abanderado.

Nuevas opciones

Probablemente se analizarán las nuevas opciones y liderazgos que habrán de surgir. No será fácil el consenso sobre la continuidad de Rosales, ni sobre la candidatura de unidad lanzada hace tres meses, porque el golpe del domingo ha sido fuerte, y en el seno de la oposición pugnan fuerzas democráticas diversas, extremos de izquierda y de derecha, y ambiciones personales contrapuestas. "Todos buscamos con fuerza la construcción de una alternativa", dijo Rosales, gobernador del Estado petrolero de Zulia, de 53 años, un político de centro sin mucho carisma, a quien se encargó una difícil misión.

"Fue una dura lucha frente al ventajismo, frente a todo un Estado, todos los poderes de un Gobierno en todas sus estructuras, en todas sus dimensiones", según argumentó después de su derrota. Rosales prometió continuar el activismo opositor. "Iniciamos la lucha por la construcción de un nuevo tiempo para Venezuela. Estaré en la calle. No es tiempo de rendirse". La candidatura de Rosales surgió de un acuerdo entre varios aspirantes. El ex ministro y ex guerrillero Teodoro Petkoff y el ex diputado de centro-derecha Julio Borges, renunciaron en favor del gobernador. Promovió la abstención un sector de Acción Democrática, uno de los partidos tradicionales de Venezuela, que durante los 40 años de bipartidismo compartió con el democristiano COPE Gobierno, instituciones y corrupción.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_