Libros tras el porqué

Los mexicanos quieren saber qué les pasa. Quizá por ello, como si de una contraseña se tratara, la toma de posesión como presidente de México de Felipe Calderón el viernes y la marcha de Vicente Fox se tradujo ese mismo día en la Feria de Guadalajara en la presentación consecutiva y en salas contiguas de tres libros que denuncian, bajo géneros distintos, desde la alucinante corrupción de la familia Fox al papel manipulador de la Iglesia.

Fin de fiesta en Los Pinos (Grijalbo) es una obra de investigación de la periodista Anabel Hernández. Unas 120 entrevistas y 300 horas de grabaciones avalan una documentada retahíla de corrupciones del entorno del ex presidente y en especial de los hijos del primer matrimonio de la ya ex primera dama, Martha Sahagún. "En la cabina de mando en la que ha entrado Calderón no quedan ya ni los mandos", ilustró refiriéndose a la alta corrupción el periodista Jorge Zepeda, que presentó el libro ante un auditorio abarrotado y entre el que se encontraban las periodistas Olga Wornat y Lidia Cacho, con las que Hernández completa un tridente letal. "Lo que hace más daño es la impunidad con la que actúan", denunció Hernández.

Martín Moreno lanza documentadas acusaciones a la Iglesia mexicana

"En México, los periodistas se ven obligados a hacer de fiscales porque no hay Estado de derecho", apuntó Zepeda. Sobre eso se había debatido horas antes en otro espacio de la feria, el II Encuentro Internacional de Periodistas, donde se habló, moderado por el periodista Miguel Ángel Bastenier, de periodismo responsable frente a leyes restrictivas y otras presiones. En el debate, en el que intervinieron Daniel Samper (Colombia), Osvaldo Tcherkasky (Argentina), Lucinda S. Fleeson (EE UU), Jules Richer (Canadá) y Diego Petersen (México), Bastenier afirmó: "Los periodistas no somos parte de la historia. Somos un medio. No somos la policía, ni el Estado, ni los justicieros". "Entierro, encierro y destierro son las tres posibilidades que afrontan los periodistas en América Latina", señaló Samper.

Pero es que el afán por entender se ha extendido. Y parece exigírsele también a los escritores. Desde la novela, el historiador Francisco Martín Moreno pretende con México ante Dios (Alfaguara) "desenmascarar al peor enemigo de México, la Iglesia católica". A través de la historia de dos prisioneros en las mazmorras de 1891 del dictador Porfírio Díaz, Martín Moreno lanza documentadas acusaciones a la Iglesia mexicana, que "explican y aún marcan la vida del país". "El 95% de lo que se cuenta es real", dice de su novela, que hasta tiene notas y bibliografía. La financiación de 25 golpes de Estado en el siglo XIX, las trabas a la alfabetización y la inculcación del miedo y la resignación en la sociedad son, para el autor, las proezas de una institución que "sólo es leal al Vaticano". Esos antecedentes quizá expliquen el caso de pederastia del cura Nicolás Aguilar, quien abusó de casi 90 niños y que ha sido encubierto por el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México. A ese escándalo se ha dedicado la periodista Sanjuana Martínez en Manto púrpura (Grijalbo).

Con fotomontajes, textos hilarantes y sin cortapisas políticas, México. Lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria (Aguilar) pretende, entre la crítica y el humor, repasar la tragicómica historia de México. "Lo sucedido estos meses supera con mucho el tono del libro", aseguró el escritor Jorge Volpi, coautor junto a la politóloga Denise Dresser. Es un reflejo más del interés de los mexicanos por entender las sacudidas de su país. Cualquier género es bueno para ello.