El amor y la mierda

Por la poesía convertimos nuestro sufrimiento en placer, suele decir Antonio Gamoneda. Sabe de lo que habla. Ahora que cae sobre sus hombros el honor y la púrpura (también la purpurina) no conviene olvidar lo que siempre ha sido para él la escritura: arte de la memoria. Y la memoria: conciencia de la muerte. No podría ser de otra manera para alguien que con un año quedó huérfano de padre, 1932. El padre había escrito un volumen de versos modernistas y con ellos aprendió a leer el hijo. Era el único libro en la casa familiar de León. La posguerra, con todo, no daba para excesos de lírica. Con 14 años, la necesidad sacó del colegio a Gamoneda. Le esperaba un puesto en el más que rumboso Banco Mercantil. De recadero, léase meritorio. Él mismo lo ha explicado: "Siendo propiamente el chico del botijo, se me permitía ejercer de pendolista contable en horas extra y se me pagaba en promesas". En la leñera del banco apareció un día una cuerda de libros "subversivos": Gorki, Zola, Balzac. Y Crimen y castigo. Otra vez de la mano placer y sufrimiento.
Militancia
A la formación autodidacta se le fue sumando la militancia antifranquista junto a una cuerda, en sus propias palabras, de "gente asustada, semilocos, pequeños héroes de una negatividad más sentimental que práctica. Como militantes o compañeros de viaje valíamos poco aunque sufriéramos mucho". Publicó a trompicones sus primeros libros y llegó tarde a las antologías canónicas de la generación de los cincuenta. Hoy, sin embargo, está en todas.
En 1969 se hizo cargo del área cultural de la Diputación de León. La calma duró hasta que un juez consideró que el cargo requería un título académico. Y adiós. Nueve años más tarde, ya con la democracia, asumió la gerencia de la Fundación Sierra-Pambley, cercana a los presupuestos de la Institución Libre de Enseñanza. "Mierda y amor bajo la luz terrestre", dice un verso de Arden las pérdidas. En esa encrucijada -el dolor, la belleza- creció la biografía de Antonio Gamoneda. Aislado y jaleado, un asceta en la Corte. El chico del botijo ha ganado el Cervantes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Trump habla con Putin por teléfono antes de reunirse con Zelenski en Florida
El cambio radical de Sophie Alisch, de boxeadora invencible a ciclista profesional: “Voy a demostrar que no me he equivocado”
Francia llora la muerte de Brigitte Bardot, la ‘Marianne’ animalista
Las 10 mejores películas de Brigitte Bardot: de ‘Y Dios creó a la mujer’ a ‘La verdad’ y ‘¡Viva María!’
Lo más visto
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- Europa entra en estado de alerta ante la embestida estratégica de Trump
- ¿Qué pasa si uno solo de los ganadores del Gordo de Villamanín decide denunciar?
- El alpinista Simone Moro sobrevive a un infarto a 5.000 metros y anuncia la creación de un servicio de rescate aéreo en el Karakoram de Pakistán
- El PP normaliza los pactos con Vox




























































