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Cuba sigue pendiente del 'secreto de Estado' de la salud de Castro

Dos importantes bancos suizos suspenden operaciones con La Habana

La salud de Fidel Castro sigue siendo en Cuba secreto de Estado, y uno de los mejores guardados. A falta de 10 días del comienzo de los homenajes previstos por su 80 cumpleaños, pospuestos en agosto por su enfermedad, nadie asegura aún su presencia en las celebraciones convocadas por la Fundación Guayasamín, a la que ya han confirmado su asistencia 1.000 personalidades de 64 países, incluidos varios presidentes y ex presidentes.

Tampoco es segura la participación del convaleciente líder comunista en el desfile militar que se realizará el 2 de diciembre en la plaza de la Revolución de La Habana, con motivo del 50º aniversario del desembarco del Granma y del Día de las Fuerzas Armadas.

Castro cumplió 80 años el 13 de agosto, 17 días después de ser sometido a una delicada intervención quirúrgica que le hizo delegar todos sus cargos en un equipo encabezado por su hermano Raúl, segundo hombre de la jerarquía cubana. Fue el propio Castro quien, el 31 de julio, pidió a la Fundación Guayasamín postergar los homenajes en su honor hasta el 2 de diciembre, cuando, se suponía, ya debía estar recuperado.

Pero a estas alturas nada hay seguro. El jueves, miembros de la Fundación reiteraron en La Habana que los preparativos para la celebración marchan. Entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre se realizará un gran concierto, una exposición del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín (gran amigo de Fidel) y un coloquio, que durará tres días, sobre diversas facetas del pensamiento de Castro. Ya está confirmada la presencia de personalidades como Danielle Miterrand, el ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja, el periodista Ignacio Ramonet y el ex director de la Unesco Federico Mayor Zaragoza. Según los organizadores, varios presidentes también viajarán a La Habana. Aunque no se han revelado sus nombres, se habla del venezolano Hugo Chávez y de Evo Morales, de Bolivia.

Recuperación "positiva"

Ni siquiera en el programa de la televisión cubana en que se anunciaron estos actos se insinuó que Castro reaparecería. Las informaciones sobre su recuperación siguen administradas con cuentagotas, y aunque la versión oficial es que se recupera "positivamente", tampoco se transmite un rabioso optimismo. "Vengo diciéndolo hace rato, que la recuperación sería prolongada y no exenta de riesgos", dijo el propio mandatario en su última aparición pública, el pasado 28 de octubre, para desmentir rumores sobre su muerte. La semana pasada, el canciller, Felipe Pérez Roque, tampoco quiso comprometer fechas del supuesto regreso: "Será cuando tenga que ser", dijo, "lo importante es que recupere su salud, y él lo está haciendo de manera seria y tenaz".

Mientras fuentes estadounidenses aseguran que Castro padece un cáncer terminal y que, probablemente, no llegue a 2008, en Cuba las expectativas están puestas en el desfile militar del 2 de diciembre, cuando debería reaparecer. "Si no lo hace, y vestido de uniforme, mala cosa", comenta un fidelista, señalando que, desde que Castro cayó enfermo, sólo han aparecido fotos o vídeos que lo muestran en batín o en ropa deportiva.

En medio de los preparativos, una noticia que esta semana cayó como una bomba: la decisión de los bancos suizos Credit Suisse y UBS de suspender operaciones con Cuba, por considerarlo un país "sensible" para hacer negocios, como Corea del Norte, Irán y Sudán. La respuesta no se hizo esperar: el jueves, un comunicado del Banco Central de Cuba (BCC) acusó a los bancos de supeditarse a las órdenes de EE UU. Según el BCC, "se produjo una lastimosa subordinación a las órdenes del imperio, dando así un irrefutable ejemplo de cómo EE UU impone sus leyes extraterritorialmente".

En octubre, el Gobierno de Cuba afirmó que durante el año pasado las sanciones comerciales estadounidenses le habían costado al país 4.100 millones de dólares (3.200 millones de euros) por costos financieros y navieros, negocios frustrados y contratos cancelados.

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