Dos menores chantajeaban a amigos con imágenes íntimas robadas de sus 'webcam'
La Guardia Civil ha detenido a cuatro personas, dos de ellas de 17 años, que habían creado un virus troyano que activaba subrepticiamente webcam de amigos del barrio y compañeros de instituto para robarles imágenes íntimas. Los arrestados, ya en libertad, coaccionaban a sus víctimas, a las que les pedían entre 100 y 200 euros a cambio de no difundir las imágenes comprometidas por Internet o en los centros docentes.
El grupo se había hecho con las direcciones de correo electrónico de jóvenes de Crevillente (Alicante) que tenían una webcam en su ordenador personal, según agentes del Grupo de Delitos Informáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Los piratas menores de edad enviaban a esos adolescentes un correo electrónico con un archivo adjunto. Cuando el receptor abría el archivo, el virus, indetectable, pasaba a controlar el ordenador del receptor del mensaje, activando la webcam. El ordenador atacado comenzaba a remitir imágenes al ordenador del atacante. Los piratas se quedaban con las fotos y grabaciones que podían ser comprometidas para las potenciales víctimas, de ambos sexos. "Eran imágenes íntimas de gente que está en su casa sin pensar que nadie les pudiera estar grabando", según relató ayer el teniente Lozano, de la UCO.
Los investigadores han hallado imágenes de cerca de un centenar de jóvenes de Crevillente. No obstante, las pesquisas sólo han podido comprobar cinco casos en los que los chantajeados pagaron. "Les pedían cantidades de entre 100 y 200 euros, ya las víctimas eran chavales con poco poder adquisitivo, estudiantes de instituto, que no podían pagar mucho más". La amenaza era fácil: o pagaban o las imágenes comprometidas serían difundidas.
La Guardia Civil llegó hasta esta red, acusada de delitos de e-bulling o acoso escolar a través de Internet, durante la investigación a un grupo de hackers, que se inició en el verano de 2005. Esta persona, mayor de edad, se dedicaba a robar bases de datos con números de tarjetas de crédito (una modalidad delictiva denominada carding), con las que recargaba teléfonos móviles y pagaban servicios informáticos.
La pesquisa condujo a uno de los dos menores de Crevillente. Éstos, a su vez, estaban relacionadas con una cuarta persona, mayor de edad y residente en Madrid, quien "se valía del conocimiento informático de los menores para poder emplear los números de tarjetas". A cambio, los menores recibían como compensación recargas de móviles (hasta 50 euros) y pagos de servicios de Internet.
Por otro lado, dos menores agredieron ayer en pleno centro de Barcelona o un niño y grabaron la paliza con su móvil, informa Laura Clavijo.
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