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Chiclana retoma las prácticas en empresas para alumnos con problemas

Educación da su visto bueno tras superar un escollo legal

Los promotores del proyecto Adaptación curricular individual por necesidades socio-educativas impulsado desde el Ayuntamiento de Chiclana (Cádiz) acaban de recibir el visto bueno de la Delegación provincial de Educación y de la inspección de Trabajo para continuar con su idea: la de ofrecer formación en empresas a alumnos de Secundaria que no quieren ir clase. Un programa paralizado hasta ahora por un escollo legal: la edad mínima para trabajar fijada en los 16 años.

No ha sido fácil, pero un acuerdo entre todos los agentes implicados, Ayuntamiento, centros, inspección educativa, sindicatos, empresarios y ahora también la Junta y la inspección de Trabajo, ha permitido que a partir de enero enero se puedan retomar los trámites para volver a comenzar a aplicar un programa de adaptación currícular que el el Ayuntamiento de Chiclana puso en marcha en el curso 2000-2001 y que aplicó hasta 2005.

Estaba dirigido a alumnos con bajo rendimiento escolar, con problemas habituales de absentismo o con gran riesgo de abandono educativo. De los 68 casos presentados desde los centros escolares, 54 normalizaron su escolarización, 3 se sometieron a otro programa de adaptación grupal y seis aceptaron sumarse a este programa pionero. Los centros preparan una adaptación académica, deciden a qué horas debe acudir el estudiante a clase y qué tiempo puede estar en la empresa designada formándose en un oficio.

El proyecto se frenó en 2005 cuando se advirtió del problema legal que podía suponer tener en empresas a estudiantes de menos de 16 años. El Ayuntamiento y resto de agentes implicados emplearon seis meses en elaborar un detallado informe que sirviera de soporte jurídico al programa. A ese informe acaba de dar su visto bueno la delegación de Educación y la inspección de Trabajo. La idea del Consistorio chiclanero es volver a impulsarlo a partir de enero del próximo año, aunque ya muchos institutos se han interesado por derivar alumnos conflictivos.

"En las aulas hay un problema con esos alumnos que no quieren atender, que faltan a clase o crean conflictos de convivencia. Aquí se les ofrece la oportunidad de seguir estudiando mientras se pueden formar en un oficio. De lo contrario, ese niño se nos va", asegura el inspector de Educación, Miguel Ángel García Luque. El concejal de Educación, Juan Bosco, es muy cuidadoso a la hora de detallar que "los estudiantes no trabajan, sino que lo que van a hacer es un proyecto de adaptación de su currículo y están siendo tutelados periódicamente".

Son los orientadores de cada centro los que alertan de alumnos problemáticos susceptibles de sumarse a este programa. En la delegación municipal de Educación, la trabajadora social, Aurora Bernal, entrevista a los estudiantes y a sus padres. "Debe existir una voluntad de cambiar de actitud", explica ella. Tras un período de prueba para analizar el comportamiento del alumno, se contacta con la empresa donde se podrá formar sin dejar de ir a clase a determinadas horas. Hasta ahora han colaborado empresas de jardinería, ferralla, guarderías, peluquería, carpintería metálica y de mantenimiento. La mayoría de los estudiantes pasó a trabajar al cumplir los 16, aunque una de ellas, la que se formó en la guardería, volvió a clase y después realizó un módulo de formación profesional.

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