_
_
_
_
Reportaje:

"¡Qué asco! Ya fuman otra vez"

La entrada en vigor del reglamento regional lleva de nuevo el humo a los bares de oficinas

Luis Doncel

Las mesas de la cafetería de un edificio de oficinas en Sanchinarro sólo han pasado dos meses libres de ceniceros repletos de colillas. Es el tiempo que media entre las respectivas entradas en vigor de dos normativas que, en teoría, deberían complementarse y, en realidad, se contradicen en aspectos fundamentales: la del Gobierno central y la de la Comunidad de Madrid.

Cristina y Elena, dos ingenieras de 30 años sentadas frente a frente, se lamentaban ayer por la aplicación del reglamento del Ejecutivo regional, que rebaja algunos aspectos de la ley estatal. Ellas, que desde el 1 de septiembre -fecha en la que venció la moratoria concedida por el Ministerio de Sanidad a los bares y restaurantes para que acometieran las obras de adaptación a la nueva ley- habían logrado llegar a sus casas sin "apestar" a tabaco, tendrán que soportar de nuevo los humos ajenos mientras se toman el café después de la comida.

UGT está a favor de la prohibición, pero hay afiliados que se alegran de que Madrid la levante
Más información
Lamela: "Es una buena noticia para los fumadores y los no fumadores"

En la puerta de este edificio que acoge dos empresas luce un cartel que informa de la prohibición de fumar en sus instalaciones. Avanzando un metro, en la cafetería se lee otro cartel que desmiente al anterior. El comedor se ha reservado para los no fumadores y la cafetería para los que sí lo son. A pesar de que la ley exige que las dos zonas estén divididas físicamente y completamente compartimentadas, todo lo que separa a unos y otros es una maceta que llega a la altura de la cintura. El humo no encuentra ningún impedimento entre los dos espacios.

Encantadas de encontrar a alguien que escuche su malestar -"Justo lo estábamos comentando ahora", dice Elena cuando se le pregunta si quiere hablar sobre el tema-, su amiga no puede reprimir una mueca al mirar a un grupo de fumadores: "¡Qué asco!, ya nos habíamos acostumbrado y ahora, otra vez".

A su lado, tres hombres y una mujer toman sus cafés en la barra. Todos son fumadores. Este invierno no tendrán que pedir, como se temían, vasos de plástico y sacar sus bebidas fuera para fumar al mismo tiempo. "Con lo estresados que estamos, no tenemos tiempo para tomarnos algo aquí y luego salir para el pitillo", comenta Óscar, de 33 años, satisfecho con la decisión de la presidenta regional, Esperanza Aguirre.

Un grupo de británicos que pasarán en España unas semanas para realizar un proyecto de ingeniería está espantado ante la imagen de las colillas en el suelo. William es de Escocia y dice que en su país tienen una ley similar a la española, que impide fumar en todos los espacios públicos. Sus compañeros cuentan que el año próximo entrará en vigor una legislación similar en todo el Reino Unido. Ninguno es fumador y todos preferirían que las cosas estuvieran como hace una semana: libre de humos.

Los camareros, principales perjudicados por la inhalación constante, no parecen muy preocupados. Uno de ellos dice que le da igual lo que haga la gente, que lo único que le preocupa es que, con las colillas, los clientes "engorrinan" mucho más el local.

Desde UGT-Madrid, una portavoz explica que es muy pronto para estimar el porcentaje de centros de trabajo que habilitarán zonas especiales para los fumadores. "De lo que estamos seguros es de que lo harán muchas empresas", dice resignada. Porque el enemigo lo tiene en casa. Ella comenta que algunos trabajadores de la UGT, sindicato que defiende la prohibición y contrario al reglamento aprobado por la Consejería de Sanidad, se acercaron durante el día de ayer a la cafetería dispuestos a dar buen uso a su paquete de tabaco. "Por ahora se ha dado la orden terminante de no fumar en todo el edificio; pero no sabemos si esto cambiará", admite. Y es que una cosa son los principios y otra renunciar a la tradición de "café y pitillo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_