¿El porno degrada a las mujeres?
Los profesionales del cine X lamentan el veto al Festival de Cine Erótico
"En el Festival de Cine Erótico de Barcelona están representadas todas las tendencias sexuales. Dedicamos, por ejemplo, una zona muy amplia dirigida al público gay en la que también se realizan espectáculos en vivo. Afirmar que la pornografía degrada a la mujer es insultar a todo un sector profesional", sostiene Juli Simón, director del Festival de Cine Erótico de Barcelona, que se muestra sorprendido por la decisión del Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat, cuyo pleno municipal aprobó el jueves no renovar el contrato con los organizadores en 2008.
El certamen, en principio, celebrará el próximo año su última edición en el recinto ferial de La Farga. A partir de entonces, tendrá que buscar una nueva sede. Las actrices Bibian Norai y Claudia Carey, dos de las estrellas más populares del porno español, tampoco entienden la medida del Consistorio. "El Ayuntamiento dice que el festival trata a la mujer como un objeto sexual. Me parece un argumento muy machista. Estoy en este negocio porque así lo he elegido. No me parece denigrante mostrar el sexo en directo", apunta Norai. "Me siento ofendida con acusaciones de ese tipo. Es un estigma muy rancio", remacha Carey.
A juicio de Antonio Marcos, portavoz de Apeoga, la asociación que agrupa a las productoras nacionales más importantes de cine X, el veto supone otro episodio "de la doble moral que se gasta en este país". "¿Existe alguna denuncia en un juzgado? La gente es libre de dedicarse a lo que quiera. Es un gesto de intolerancia", concluye Marcos.
Romà Gubern, intelectual pionero en el estudio de la pornografía y miembro del jurado del festival, considera que la decisión es jurídicamente inatacable, pero penosa en términos morales: "Nos hace retroceder al puritanismo de la era Reagan. La legalización de la pornografía es una conquista que se da en Occidente entre los años setenta y ochenta del siglo pasado. En el XIX, era un lujo elitista y aristocrático. Con la cultura de masas, los ricos perdieron ese privilegio. Ahora que estaba democratizada, algunos se empeñan en volver atrás".
Durante los nueve años que se ha celebrado en L'Hospitalet, el festival sólo había recibido críticas del Partido Popular y de algunas asociaciones feministas, aunque en esta última corriente no hay unanimidad. "La pornografía siempre ha provocado en el movimiento feminista una gran división. Es un problema de límites, que se complica al tratarse de un negocio que convierte el cuerpo de la mujer en un objeto de compra y venta. Pero por otro lado está la libertad de la mujer de dedicarse a lo que quiera. Lo que se debe hacer es proteger a la juventud y que no se forme una imagen falsa de la sexualidad", señala la feminista Mercè Otero, de la asociación Ca la Dona.
La moción en la que se pedía el traslado del certamen erótico la presentó con éxito Esquerra Republicana de Cataluña, que sin embargo ha mostrado públicamente en el pasado su apoyo a un evento similar, el festival Sexe en Català (Sexo en Catalán). "Hemos mantenido una actitud dialogante con el Ayuntamiento. Se han aceptado varias de sus sugerencias, como limitar la participación del público en los espectáculos, convocar actividades culturales o hacer campañas de difusión del uso del preservativo. Nos iremos adonde nos quieran", concluye Simón.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.