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Reportaje:

Bachelet regresa al infierno

La presidenta de Chile inaugura un teatro en el recinto donde fue torturada

Treinta y un años después de haber estado prisionera con su madre y haber sido torturada en Villa Grimaldi, el mayor de los cuarteles secretos de la dictadura de Pinochet, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet regresó el sábado al lugar, transformado por las víctimas en un parque por la paz. Emocionada, pero conteniendo sus lágrimas, recorrió este parque donde se conserva la memoria del horror y, al inaugurar ahí un teatro "por la vida", anunció que el Gobierno tomará medidas para que la ley de amnistía de la dictadura no sea aplicada en el país, respetando el derecho internacional.

De pie, los asistentes, unos 500 sobrevivientes de los campos de tortura de la dictadura de Pinochet, le brindaron una prolongada ovación a Bachelet, la primera presidenta que visita uno de estos recintos. "En este lugar éramos todos iguales", recordó la presidenta al iniciar su discurso sin saludos, sino sólo "amigas y amigos". Éste es un espacio "que muestra las huellas del odio, pero donde ha vencido nuestro amor", dijo. En este acto, agregó, "se sobreponen los valores humanos y libertarios por encima de los actos de barbarie y sinrazón".

En Villa Grimaldi 4.500 personas fueron torturadas entre 1973 y 1978. Y 226 siguen desaparecidas
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Bachelet reaccionó en su discurso frente al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, conocido el viernes, que condenó al Estado de Chile por aplicar la Ley de Amnistía de 1978 -que promulgó la dictadura para dejar sin castigo sus crímenes- en el caso del profesor Luis Almonacid, asesinado por carabineros en 1973.

Después que la justicia militar amnistió el caso y lo ratificó la Corte Suprema, la familia de Almonacid apeló a la Corte Interamericana y esta falló que la amnistía es inaplicable en Chile, no podrá volver a ser aplicada y carece de efectos jurídicos por ser incompatible con la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

La presidenta sostuvo ante sus ex compañeros de detención que el Estado ajustará su conducta a este dictamen de la Corte Interamericana, sin detallar como lo hará. "No hay un lugar más apropiado que éste para compartir con ustedes una noticia de tanta significación", agregó ratificando su "total e irrestricto apoyo a la causa de los derechos humanos, para que nunca más".

El anuncio de Bachelet, que se traducirá en una ley para derogar o anular la ley de amnistía, constituye una fuerte señal a los jueces para que no la apliquen más. A la vez, abrió un debate sobre qué ocurrirá con aquellos casos que ya fueron amnistiados.

Con los ojos vendados, en enero de 1975, Bachelet y su madre, Angela Jeria, entraron por primera vez a Villa Grimaldi, detenidas por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Un año antes, su padre, el general Alberto Bachelet, encarcelado por ser leal al presidente Salvador Allende, había muerto tras ser torturado.

A Bachelet la torturaron, aunque ella siempre ha resaltado que fue con menos intensidad que a otras víctimas y sin incluir aplicación de electricidad, como le ocurrió a todos. Siendo entonces estudiante de medicina, en la celda se encargó de atender a las mujeres que llegaban de las sesiones de tortura. Su madre, también golpeada, pudo observar como los agentes forzaban a masturbarse entre sí a un grupo de prisioneros varones. En Villa Grimaldi, 4.500 personas fueron torturadas entre 1973 y 1978 y 226 siguen desaparecidas.

Demolida por los militares antes del término de la dictadura y la entrega de los terrenos al Estado, fueron los sobrevivientes quienes se organizaron para recuperar el recinto como un espacio para la memoria y la enseñanza de los derechos humanos.

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