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Corea del Norte desafía al mundo

EE UU intenta persuadir a China para que acepte las sanciones a Corea del Norte

Washington presiona al Consejo de Seguridad para que vote hoy la resolución de castigo

Estados Unidos hizo anoche un nuevo esfuerzo diplomático para intentar ganar el apoyo de China y Rusia en una nueva resolución con sanciones contra Corea del Norte por su prueba nuclear. Para ello, se dispone a presentar hoy ante el Consejo de Seguridad de la ONU una nueva propuesta de texto, la tercera, rebajando el tono de la reprimenda, con la intención de que sea votada mañana sábado. Pekín, que admite que hay que aplicar "medidas punitivas" contra Pyongyang, ha aprovechado la recta final de las negociaciones para intentar suavizar las pretensiones iniciales de Washington.

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Los embajadores de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Japón trabajaron anoche sobre el texto patrocinado por EE UU con el respaldo de Japón, Francia, Reino Unido y Eslovaquia, que pide expresamente a Pyongyang que se reincorpore al Tratado de no Proliferación (TNP), que abandone su programa nuclear y de misiles balísticos, y permita el acceso de los inspectores del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA). El borrador propone sanciones para obligar a Pyongyang a retomar sin precondiciones las negociaciones a seis bandas, con EE UU, China, Rusia, Japón y Corea del Sur.

En ese borrador, Washington mantenía la autorización para inspecciones internacionales de los barcos mercantes que entren y salgan de Corea del Norte, con el objetivo de vigilar que no transporten materiales que puedan ser utilizados para el desarrollo de armas de destrucción masiva. Es el punto más delicado para Pekín y Moscú, junto a la idea del embargo de armas. El texto ya suavizaba su redacción y habla de "permitir" y no de "exigir" las inspecciones.

Esta medida pretende cubrir el vacío legal que obligó a EE UU y a España a liberar en 2002 a un barco norcoreano que transportaba 15 misiles Scud hacia Yemen.

Además, la resolución pretende imponer restricciones al comercio de productos de lujo y la congelación de activos financieros a individuos y entidades relacionadas con el programa atómico.

El borrador propone crear un comité en la ONU que determine los productos, entidades e individuos sujetos a las sanciones, y vele por el cumplimiento de la resolución. En un esfuerzo por mantener la unidad, EE UU retiró la idea de prohibir el atraque de barcos y el aterrizaje de aviones norcoreanos. El embajador estadounidense ante la ONU, John Bolton, insiste en que la supuesta prueba nuclear supone una "violación flagrante" de las decisiones del Consejo de Seguridad y la considera "una amenaza para la paz y la seguridad".

La propuesta de resolución se apoya en el Capítulo 7 de la Carta de la ONU, que contempla la amenaza del uso de la fuerza. Francia, Reino Unido y Japón apoyan esta estrategia. Pero China prefiere que se siga actuando en base al artículo 41, el invocado en las dos últimas resoluciones sobre los programas nucleares de Corea del Norte e Irán, que excluye la acción militar. Una táctica diplomática con la que hasta ahora evitó la división que generó la intervención militar en Irak, que se apoyó en el Capítulo 7.

A la salida de la reunión de ayer, Bolton anunció que EE UU presentará hoy una nueva propuesta con los cambios negociados anoche, y confiaba en que se pudiera votar el mismo sábado, en función de cómo respondan las capitales de los miembros del Consejo de Seguridad en las próximas horas. Su homólogo chino, Wang Guangya, por su parte, aseguró: "Estamos intentando entendernos". Mientras el embajador británico, Emyr Jones Parry, aseguró que "la respuesta será firme".

China es el principal suministrador de ayuda y petróleo al régimen estalinista, y no quiere de ningún modo que la situación se deteriore aún más y ponga en peligro la estabilidad en la región. Liu Jianchao, portavoz del Ministerio de Exteriores, recordó ayer que su Gobierno "se opone tajantemente a cualquier tipo de acción militar para resolver el problema nuclear en la península". En un intento por desactivar la crisis, Pekín ha enviado una delegación de alto nivel a Moscú y Washington.

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