Los casos de Tidiane y Ramata

El viernes llegaron al aeropuerto de Loiu, en un vuelo procedente de París, los pequeños Tidiane, de dos años y natural de Guinea Conakry, y Ramata, de seis años y procedente de Mauritania. Allí les esperaban sus familias de acogida, con quienes vivirán y quienes les cuidarán mientras dure su estancia en Vizcaya. Ambos van a ser operados en fechas próximas en el hospital de Cruces.

Tidiane es un niño de mirada despierta y directa que será atendido en el Servicio de Cardiología del Hospital de Cruces de una patología cardíaca que padece desde los siete meses y que le obliga a tomar medicación. Sus padres de acogida, un matrimonio de Sestao, tienen otros tres hijos, pero ya mayores, y todos están ilusionados por la llegada del pequeño. Se enteraron del programa de ayuda "por la radio", explican, y se ofrecieron a colaborar.

Ramata, a pesar de sus seis años, ya es una veterana. Acude a Cruces por segunda vez para que le traten las secuelas de las quemaduras sufridas cuando contaba con dos años de edad. La niña fue operada en Cruces hace 15 meses y ahora requiere otra intervención quirúrgica, ya que los injertos practicados le alteran el crecimiento y el desarrollo. Ramata ha repetido con la misma madre de acogida de la anterior estancia, una vecina de Elorrio que asegura que cuidar y atender a estos niños resulta "una tarea muy gratificante". La ONG Tierra de Hombres procura que, si los niños tienen que regresar para una segunda intervención, lo hagan con la familia que les acogió la primera vez y a la que ya conocen.

La estancia de estos niños en el País Vasco suele durar varios meses, por lo que la relación entre la familia y los pequeños se hace muy estrecha. Cuando los niños ya están curados y han de regresar a sus países, la despedida es "muy dura", como indicó la madre de acogida de Ramala. Si el niño no precisa de una segunda operación, resulta complicado mantener el contacto y realizar un seguimiento.