El deporte y la política
El partido Cataluña-Euskadi ha sido calificado de "hito histórico" para la selección vasca, que, tras muchos años, vuelve a jugar fuera de su tierra. El encuentro -con su lema Juntos por la paz- se enmarca en el contexto de la tregua de ETA y se ha rodeado de cierta polémica, fruto de la reivindicación de selecciones oficiales en ambas comunidades. La relación entre la política y la selección vasca ha sido una constante en su historia, aunque no siempre ésta se ha identificado con el nacionalismo. Por ejemplo, sus primeros partidos tuvieron lugar, precisamente contra Cataluña, en 1915. Pero carecían de intencionalidad política, como lo demuestra el que en alguno se denominara Selección Norte.
Con el tiempo, la expansión del nacionalismo vasco hizo que su relación con el fútbol fuera más estrecha. Tras los partidos interregionales de 1915-16 y la gira de un combinado por Suramérica en 1922, la selección -Vasconia, término que engloba a Navarra- volvió a enfrentarse a Cataluña en 1930 y 1931. La idea partió del nacionalista Manu de la Sota y no puede separarse del intenso momento político previo a la II República. De hecho, la prensa del PNV reconocía: "Hay quien dice que no puede mezclarse el deporte con la política. ¿Pero no vamos a hacer cuestión nacionalista, nacionalizadora, eminentemente patriótica, si el deporte nos sirve de rápido vehículo de nuestras aspiraciones?".
En la Guerra Civil, el primer Gobierno vasco, a iniciativa de Sota, creó el equipo Euzkadi para efectuar propaganda en el extranjero y recaudar fondos. El Euzkadi, integrado sobre todo por jugadores del Athletic, realizó una exitosa gira por Europa y América hasta que la FIFA, tras reconocer a la federación franquista, lo declaró en rebeldía. Pero encontró asilo político en México y participó, antes de disolverse, en la Liga mexicana de 1938-39. Con independencia de sus éxitos, su historia ha sido objeto de cierta mitificación, puesto que no era una selección, sino un combinado. Además, tuvo muchas dificultades en América por discrepancias internas y roces políticos con la colonia vasca. Incluso sus resultados han sido objeto de leyenda: se repite que fue campeón mexicano en 1939 -así lo dice la web de la federación vasca- cuando quedó subcampeón, por detrás del Asturias.
Durante el franquismo sólo se disputó en 1971 un partido entre el País Vasco y Cataluña. Fue un homenaje al árbitro Juan Gardeazábal sin connotación política. Por fin, en 1979, la selección vasca -recuperó la equipación del Euzkadi con los colores de la ikurriña- se enfrentó a Irlanda en San Mamés. Algunos anunciaron que "el País Vasco podría contar, después del Mundial de 1982, con su propia selección, con el visto bueno de la federación española y de la FIFA", aunque "el paso definitivo" se daría cuando se aprobase el Estatuto. Pero, aunque se aprobó pocos meses después y entre 1979 y 2005 Euskadi ha disputado 18 partidos, este deseo, objeto de frecuentes polémicas, parece lejos de hacerse realidad.
Santiago de Pablo es catedrático de Historia Contemporánea de la UPV-EHU
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.