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Reportaje:

La unanimidad que paraliza a Europa

Berlín encabeza un grupo de países que se oponen a acabar con el derecho de veto en las decisiones policiales y judiciales de la UE

Ana Carbajosa

La parálisis cada vez más permanente de la Unión Europea tiene pocos visos de remitir. Los Veinticinco acaban de fracasar en Tampere (Finlandia) en su intento de ponerse de acuerdo sobre la llamada cláusula pasarela, que eliminaría el derecho de veto de los socios europeos, lo que en la práctica mantiene paralizada a la Unión en materia policial y judicial. La ampliación al Este y la defensa de los intereses nacionales hacen que cada vez sea más difícil que una medida de Interior vea la luz.

"Lo que con seis Estados funcionaba bien, con 25 no funciona", explican fuentes europeas en alusión al requisito de la unanimidad. La incorporación en 2004 de 10 nuevos miembros a la UE amplió el problema, que podría agudizarse aún más con la adhesión en 2007 de Rumania y Bulgaria. "Basta con que a un país tan pequeño como Malta no le convenga el detalle de una decisión para que la bloquee", añade la misma fuente. A lo nutrido del grupo de Estados se le suma la falta de confianza mutua entre ellos. "Los anglosajones piensan que con el Common Law han encontrado el nirvana jurídico y no se fían de los códigos napoleónicos", explica una fuente próxima a la negociación.

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Tanto la Comisión Europea como Finlandia, el país que preside este semestre la UE, defienden el uso de la pasarela como una alternativa transitoria a la Constitución -el tratado rechazado por franceses y holandeses contempla el paso de la unanimidad a la mayoría cualificada-. La adopción de la pasarela se planteará formalmente el próximo octubre, pero esta semana, en Tampere, los Veinticinco ya han enseñado sus cartas. Un grupo de países europeos, con Alemania a la cabeza, se han opuesto a este cambio en el proceso de toma de decisiones, lo que a juicio del resto de Estados miembros, incluida España, impedirá a la Unión salir del estancamiento.

El bloqueo ha estado en boca de casi todos la semana pasada en Tampere. "Cada vez tenemos más dificultades para adoptar decisiones en cada reunión debido a la unanimidad", explicó el ministro español de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. Lo mismo opinó Finlandia, para cuya responsable de Justicia, la unanimidad "ha convertido el sistema en extremadamente lento". El vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini, echó mano de la manida metáfora de la bicicleta para dejar claro que Bruselas es muy consciente de su parálisis. "Hay que pedalear. Si nos paramos, la bici se cae", dijo.

Ejemplos de cómo la unanimidad entorpece la conclusión de acuerdos sobran. "Hemos tardado un año en nombrar al director de Europol, porque siempre había algún país que se oponía a un candidato. Un nombramiento de un funcionario como éste, normalmente, debería tardar días", explican fuentes comunitarias. En el caso de la euroorden, tramitada bajo la conmoción del 11-S, y que simplifica la extradición, prescindiendo de las autoridades políticas, estuvo bloqueada durante dos años debido a la oposición de Italia -Silvio Berlusconi se oponía a que se incluyera la corrupción- y aún hoy funciona a trompicones. En estos momentos, está en la cola de espera a falta de quórum, la concreción del principio de disponibilidad. Es decir, que la policía de un país pueda acceder a las bases de datos de otro país. Y tampoco acaba de ver la luz la llamada cooperación transfronteriza, que permitiría a la policía de un país de la UE perseguir a un sospechoso una vez que ha cruzado la frontera. La definición de racismo y xenofobia que haría igualmente perseguibles estos delitos en toda la UE, también tendrá que esperar.

Al menos Alemania, Irlanda, República Checa, Chipre, Polonia y Malta se han opuesto en Tampere a la cláusula pasarela por la cual, Los Veinticinco decidirían por unanimidad pasar a la mayoría cualificada en los temas de cooperación policial y judicial. Esos países piensan que la aplicación de la cláusula vaciaría de contenido una futura Constitución y complicaría aún más su aprobación. López Aguilar hizo una encendida defensa de la pasarela. "Es preciso agilizar y hacer más eficaz la toma de decisiones", dijo el ministro.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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