Del taller familiar al futuro
Los emergentes desfilan en Ego Pasarela Cibeles
Hace un año la Pasarela Cibeles, que ayer clausuró su 44º edición, asistió al nacimiento de su hermana pequeña: El Ego Pasarela Cibeles. Una selección de diseñadores emergentes desfiló allí y la convocatoria despertó algo más que curiosidad. Hoy, El Ego regresa a uno de los edificios más rotundos y hermosos de Madrid, la sala de exposiciones Alcalá 31. Allí, 10 jóvenes creadores mostrarán lo que puede ser el futuro.
"Este año nos llegaron propuestas de 70 diseñadores, pero sólo 30 entraron en la criba real", explica Andrés Aberasturi, director de El Ego. Con un presupuesto de 120.000 euros (el patrocinador principal es Ifema), desfilarán Rubén Gómez, Potipoti y Beachcouture (los tres repiten) y debutarán Ekaitz Arruti, Mariem Cañizares, Martín Lamothe, EBP, Igor Alustiza, Id02 y Natalia Culebras.
Silvia Salvador y Fernando Cornejo (Potipoti) son el dúo creador de lo que ellos llaman Graphic-fashion. Llegaron a Madrid hace dos días desde Berlín, donde viven desde hace cinco años y donde empezaron a crear su ropa después de estudiar Bellas Artes. "Desde que desapareció Circuit en Barcelona, El Ego es una plataforma muy importante para los emergentes", asegura Silvia, de 27 años. Los Potipoti ("el nombre no significa nada, pero era naïf y fácil de recordar. Sonaba bien en alemán y en español") aseguran que gracias a El Ego se dieron a conocer en España. Mientras en Berlín la marca estaba implantada (y vía Internet tienen clientes "en Rusia y Puerto Rico"), en España apenas eran conocidos.
Para muchos la promesa de este año se llama Ekaitz Arruti. Asistente de Carmen March, Arruti se ha criado en los talleres de costura de sus tías en San Sebastián. Hoy presenta su primera colección personal. "Los de El Ego me invitaron el año pasado, pero yo dije que no. Habían visto proyectos míos y el jurado me seleccionó, pero no me sentía preparado". Arruti dice que su colección está dividida en una primera parte muy resort. "Me recuerda a mis veranos en Donosti", y una segunda, "más de costura". Todo en negro, lo ha confeccionado en los talleres de sus tías. "Mi familia ha tenido talleres donde se han vestido toda la vida las señoras. Por desgracia, nuestra generación no cree en la costura sino en Prada o Zara, y el negocio ya no va bien. Pero a mí es lo que me gusta y en lo que me han educado. Me interesa lo bien hecho. Dotar a las prendas que vestimos de algo de poesía, luchar contra la hostilidad en la que vivimos sabiendo que podemos hacer, o podemos llevar, cosas que sean únicas y especiales". "La costura va a volver", sentencia entonces Arruti, de 24 años. "Estamos hartos de macroproducciones y de llevar siempre la misma camiseta. La tiranía de las marcas acabará".
"Nuestra intención es dinamizar la cultura de la moda", recuerda Aberasturi. "Nos interesa atraer a gente que no es sólo de la moda, y por eso programamos conciertos, para abarcar un público más amplio". Un collage de disciplinas para que, entre trapos, se escuche a Solex, Transzonic Kopfkinder, Ginferno, Líneas ALbiés, Grabba Grabba Tappe y Humbert Humbert.
Babelia
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