"Queremos rescatar la costura castellana"
Spastor presenta su ropa de hombre
Marilyn Manson eligió algunas de sus prendas para su boda con Dita von Teese. Y un año antes, el cantante se había subido al escenario de su gira 2005 con unas espectaculares medias-torero diseñadas por ellos. Ismael Alcaina y Sergio Pastor, dúo creador de Spastor, desfilaron ayer en Cibeles. Sus modelos pálidos se movían entre una cortina negra. Las luces parpadeaban. Mirarlos creaba cierto desasosiego. Un aire sofocante. Les gusta Joy Divison y han titulado el desfile From behind (Desde detrás). Nacidos respectivamente en Barcelona y Girona en 1975, Alcaina y Pastor decidieron hace dos años dedicarse exclusivamente a la ropa para hombre. Las camisetas-levita de Amaya Arzuaga (el miércoles) y ayer los detalles de Spastor despertaron los sentidos de la ropa masculina.
"Queríamos crear el efecto de un salón de costura casi decadente, muy elegante", explica Ismael Alcaina sobre el desfile. "Crear un aire claustrofóbico: viendo algo que a lo mejor no quieres ver". Pantalones muy cortos negros con zapatos de charol negros. Piezas de bolas de cristal para el cuello y las muñecas y pantalones con cintas de flecos colgando de la cintura. Un extraño efecto mantón de Manila que los Spastor no quieren definir como moderno: "No somos modernos, somos contemporáneos. Nos interesa la tradición y en realidad nuestra esencia es muy clásica, un clásico renovado". "Para nuestro regreso a Madrid hemos querido hacer algo muy especial", añaden. "Está toda nuestra esencia, lo que hemos sido y lo que somos, pero con unos acabados especialmente cuidados. Detrás de este desfile hay un trabajo muy artesanal. Hemos querido rescatar la costura castellana, por eso hemos trabajado con artesanos, hemos recuperado las cintas que se utilizaban antiguamente y otros detalles que han sido muy costosos pero que han merecido la pena".
Spastor regresaba a Cibeles después de cinco años. Por el camino, Barcelona, París y un éxito creciente en Japón. Hace dos años decidieron dejar la ropa de mujer y dedicarse exclusivamente a la masculina. "No queríamos aborrecer nuestro trabajo. Durante 10 años habíamos renunciado a las vacaciones de verano, no teníamos vida. Fue una decisión muy personal. Éste es un trabajo muy duro, sin ayudas, y estábamos cansados del doble esfuerzo". Aseguran que, pese a todo, los números les funcionan.
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