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Entrevista:FERNANDO TRUEBA | Cineasta y autor de 'Mi diccionario de cine'

"El cine ha triunfado siempre sobre todos sus adversarios"

Miguel Ángel Villena

Qué mayor gloria podían esperar los hermanos Lumière que la invasión de los hogares de todo el mundo por pantallas de home cinema?". Con esta retórica pregunta lanzada al aire, el cineasta Fernando Trueba (Madrid, 1955) quiere destacar la indestructible salud de una industria y un arte nacidos hace algo más de un siglo y que han resistido los embates de la televisión, del vídeo, del DVD y de las sucesivas revoluciones tecnológicas que terminan, sólo de momento, con Internet. Sabe de lo que habla el mayor de los Trueba porque a su experiencia práctica como director, con una docena de películas de diversos géneros y un oscar por Belle époque (1994) en su casillero, une su condición de teórico del cine, de estudioso de un fenómeno que sigue apasionando a las multitudes, la magia de contar historias en imágenes. "El cine", comenta, "no ha parado de triunfar sobre sus adversarios, que, al final, se han de nutrir de él y lo acaban financiando porque lo necesitan. El gran triunfo del cine es que hablamos de home cinema, es decir, de que los hogares se han convertido en salas. Además, creo que nunca desaparecerán las salas, más o menos tal y como hoy las conocemos".

Trueba publicará el próximo mes de octubre una versión corregida y aumentada de Mi diccionario de cine (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg), aparecido hace casi una década, entre otras cosas, para incluir más imágenes y más entradas. Ahora bien, el nuevo volumen recoge también las enormes transformaciones que el mundo audiovisual ha sufrido en estos años. "De todos modos", explica el cineasta, "hay que recordar que el cine ha sobrevivido a la llegada del sonido, a la invención de la televisión, al vídeo, a la piratería, a los efectos especiales. Al fin y al cabo, el paso del tiempo termina siendo el más importante crítico de cine, y una película sólo empieza a encontrar su sitio cuando ya han pasado al menos 25 años. Por eso, entre otras cosas, soy partidario de actualizar mi diccionario cada década".

A juicio del cineasta, el mayor cambio experimentado por el cine a partir de la era digital consiste en que rodar una película se ha convertido en un proyecto alcanzable para mucha gente, para cualquiera, en una palabra. "Antes", opina, "el coste económico de una película significaba una barrera económica y técnica que era casi infranqueable. En cualquier caso, lo básico para dirigir cine es la mirada, y por ello resulta tan importante aquello que se cuenta como la forma de contarlo". Trueba duda unos instantes cuando se le pregunta si el buen cine perdura a través de las generaciones, pese al siglo transcurrido desde su invención. "Pienso que el humor de Chaplin o de los Marx sigue atrayendo a los jóvenes de hoy. Es cierto que quizá haya que dedicar un cierto esfuerzo con los chavales porque hoy no se toman tiempo para mirar las cosas con calma. En realidad, la mayoría de la gente no mira, ni oye, ni lee, ni escribe. Entretanto, el buen cine va a su bola y a veces funciona y tiene éxito en la taquilla y otras veces, no".

En este original e irreverente diccionario, escrito con mucha ironía, donde se destrona a mitos como Marlon Brando y se ensalza a directores favoritos de Trueba como Billy Wilder o Luis García Berlanga, el autor subraya el papel del director, que "ha de tocar todos los palos de una película, desde el guión a la interpretación, pasando por la fotografía o la música". "Todo aquel que quiera hacer cine", añade, "debe conocer las dos facetas básicas de director y de guionista, porque si el realizador no sabe cómo está concebida la historia se convierte en un puro técnico".

No se puede decir que Fernando Trueba no predique con el ejemplo en tocar todas las teclas del cine, hasta el punto de que está rodando en Chile una adaptación de la novela El baile de la Victoria, de Antonio Skármeta; ha terminado un guión junto con Jean-Claude Carriére sobre la Francia ocupada por los nazis y prepara proyectos de cine de animación y de documental.

Fernando Trueba, director de cine, durante la entrevista.
Fernando Trueba, director de cine, durante la entrevista.RICARDO GUTIÉRREZ

Actores, directores, 'oscars'...

Conociendo al personaje resulta casi gratuito decir que la selección de voces del diccionario de Fernando Trueba es absolutamente subjetiva y caprichosa en el buen sentido de la palabra. Se trata de su visión del cine tras una vida entera dedicada a esta manifestación artística como crítico, guionista, productor y director. Aquí reflejamos algunas entradas como muestra del tono del diccionario.- BRANDO (Marlon). Brando es el prototipo del actor que está siempre por encima del personaje, por encima de la historia, por encima de la película. Torturador de directores, es el inventor del actor con poder, al menos en su versión moderna. Ir a ver una película con él es como ir a ver un concierto donde el director y la orquesta tocan una partitura y el solista va por libre y, aún peor, está bebido.- OSCAR. Yo sueño mucho, pero nunca soñé que me dieran un Oscar. (...) Tengo muchos mitos, pero el Oscar nunca estuvo entre ellos. Mis mitos suelen ser personas que, en un momento u otro, han influido en tu forma de ver el mundo o de enfocar tu trabajo, gente cuyas obras han hecho tu vida mejor o más llevadera.- NEGRO. 1. Hasta hace muy poco, Sidney Poitier. 2. En los últimos años: color habitual del amigo del protagonista.- SECUNDARIOS. Los actores secundarios son, en realidad, los actores. Los protagonistas, los galanes, las estrellas o cualquiera que sea el nombre que les demos, no son sino seres privilegiados que, debido al misterio de cómo los rostros absorben la luz y a la insaciable sed de belleza física de los humanos, consiguen cobrar salarios muy superiores al del presidente del Gobierno. (...)- Z. 1. Última letra del alfabeto. 2. Película de Costa-Gavras que puso de moda el género "político" a principios de los setenta. 3. Marca que dejaba el Zorro allá por donde pasaba. 4. Antiguamente, matrícula de Zaragoza, ciudad conocida por su culto al cine y a la amistad.

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