El mundo "a la contra" de las columnas de Millás sube a escena

Su pertinaz determinación de escribir a la contra de los propios intereses de uno mismo es uno de los aspectos que sedujeron al director Eduardo Fuentes para llevar a escena el mundo de las columnas periodísticas del escritor Juan José Millás.

El ladrón de columnas se estrena hoy en La Cafetería, uno de los dos espacios escénicos del Teatro de Madrid (en La Vaguada), donde permanecerá hasta el 22 de octubre. Con interpretación de Adolfo Obregón, Beatriz Garrido y Daniel Ortiz, la propuesta de Fuentes consiste en un juego escénico en formato de cabaré literario en el que los actores intercambiarán con el público reflexiones de Millás.

Fuentes, formado en los años ochenta con William Layton, Miguel Narros y José Carlos Plaza como actor, director y autor, ha elaborado una dramaturgia que ha sorprendido gratamente al propio Millás, columnista de EL PAÍS. "Es sorprendente ver el recorrido que puede tener una pieza tan humilde como es una columna. Han logrado que escuche el espectáculo como si fuera de otro, no tanto por la obra, sino por la función", asegura el escritor, que matiza que, mientras que una obra tiene un hilo narrativo convencional, "aquí todo es más sutil y sugerente". "He descubierto a un director y a unos actores de gran talento, el montaje es una sorpresa continua y la sustancia profunda de lo que es teatro está en él", añade.

En total, han sido 20 las columnas utilizadas. Una selección que ha hecho Fuentes a lo largo de años, ya que este espectáculo viene gestándolo desde hace una década, aunque ahora lo ha puesto en pie gracias al respaldo del productor José Manuel Garrido.

La vertiente dramática de las columnas de Millás la descubrió Fuentes cuando comprobó que el escritor siempre plantea un problema y trata de resolverlo: "Eso es teatro, mientras que hay obras sin conflicto en ellas; simplemente, son un peñazo".

El montaje no ofrece un hilo argumental emanado de las columnas, aunque Millás señala que "hay hilos entre ellas no evidentes, aunque sí sólidos; yo estaba obsesionado porque hubiera una unidad, pero Fuentes no, porque como gran profesional que es él sabe cuál es el sustrato de este experimento, dicho en el mejor sentido de la palabra, y el espectador va a ver que un texto tiene muchas lecturas y muchos posibles registros", dice, mientras a su lado Fuentes añade: "¿Quién lee teatro nacional en este país? A Millás se le lee y necesitamos público que quiera ver en escena a sus autores preferidos".

En contra de lo que suele ocurrir en teatro, Millás sugirió retocar algunos de sus textos y el director se lo impidió.