La UE reducirá la cantidad de líquidos que los viajeros pueden llevar en los aviones
Las medicinas y la comida para bebés no estarán sujetas a ningún tipo de restricción
El atentado frustrado este verano para hacer estallar aviones en vuelo entre Reino Unido y EE UU con explosivos líquidos ha marcado un antes y un después en la aviación civil europea. El responsable de Transportes de la UE, Jacques Barrot, anunció ayer que Bruselas limitará la cantidad de líquidos que los pasajeros pueden subir al avión. La medida, que entrará en vigor "en unas semanas", no afectará a las medicinas ni a la comida para bebés, y quedarán excluidas también las botellas que los viajeros compren en las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos.
La Comisión Europea ha decidido finalmente descartar la prohibición total de transportar líquidos, la opción elegida por las autoridades de Reino Unido y Estados Unidos. "A la luz de los acontecimientos de este verano, intentamos dar una respuesta proporcionada y equilibrada al tema de la seguridad", dijo ayer Barrot a la prensa en Bruselas.
Aunque la Comisión Europea todavía no ha fijado la cantidad máxima permitida de líquidos que cada pasajero podrá subir a la cabina, fuentes comunitarias explicaron que, en cualquier caso, los líquidos para lentillas, perfumes o la pasta de dientes no sobrepasarían un límite.
Además de la restricción de líquidos, el Ejecutivo comunitario convertirá las limitaciones que IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo, por sus siglas en inglés) fija para los equipajes de mano -bultos que no excedan de los 56 centímetros de alto por 45 centímetros de ancho por 25 centímetros de fondo- en obligatorias. Hasta ahora, los Estados de la UE eran libres de imponer o no estas medidas.
Bruselas pretende además excluir de cualquier tipo de limitación las bebidas y otros productos líquidos que los pasajeros compren en las tiendas libres de impuestos que se encuentran en las zonas próximas a las puertas de embarque y, en cualquier caso, una vez superados el control de pasaporte y los escáneres de seguridad. Aunque faltan por definir los procedimientos técnicos que permitirán la exención de estos productos, el Ejecutivo comunitario trabaja sobre la posibilidad de sellar las bolsas cargadas de productos libres de impuestos para asegurar que el pasajero no introduce después en ellas otros líquidos.
Los comercios de los aeropuertos mostraron su preocupación después de que Estados Unidos y Reino Unido impusieran restricciones al transporte aéreo de bebidas, perfumes y de líquidos en general. Un tercio de los ingresos de los aeropuertos proceden de las tiendas libres de impuestos. En España, las ventas de líquidos con destino a EE UU representan un 1% de las ventas de Aldeasa, la empresa española líder de ventas en aeropuertos, que en 2004 facturó 630 millones de euros. La restricción británica sólo se aplica a los aviones que salen de Reino Unido y no a los que aterrizan en ese país.
El próximo día 27, expertos en aviación civil de la UE mantendrán una reunión en Bruselas en la que evaluarán la conveniencia de la medida anunciada ayer por Barrot. A partir de entonces, la Comisión Europea tomará una decisión "en semanas, y en cualquier caso antes de fin de año", explicaron ayer fuentes comunitarias.
Aplicación inmediata
A partir de entonces, la medida será de aplicación inmediata en los países de la Unión, sin que sea necesario que reciba el respaldo ni del Consejo Europeo, ni del Parlamento. Los Estados miembros serán libres en cualquier caso de adoptar medidas más restrictivas que las anunciadas ayer.
El 7 de septiembre, los expertos de los Veinticinco ya establecieron algunas restricciones como la obligatoriedad de que los viajeros saquen los ordenadores portátiles de sus fundas para pasarlos por el escáner, así como la instalación de aparatos de detección más eficaces y homogéneos para toda la Unión.
Esta oleada de restricciones y nuevas normas de seguridad aérea se producen después de que el ministro de Interior de Reino Unido invitara a los países de la UE a aplicar medidas similares a la que adoptó Londres tras los atentados fallidos del pasado agosto. Los Veinticinco se han mostrado sin embargo reticentes hasta el momento a aprobar medidas drásticas como la prohibición total de líquidos a bordo, de acuerdo con las "evidencias científicas" sobre la peligrosidad de los fluidos, y en un intento por "garantizar un buen equilibrio entre las exigencias de seguridad y la necesidad de que el transporte aéreo siga teniendo cierta facilidad para los pasajeros y mantener además los legítimos intereses del transporte aéreo", como dijo ayer Barrot.
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