Nueces sin ruido
Angela Merkel y José Luis Rodríguez Zapatero ofrecieron ayer la imagen de una perfecta sintonía en la cumbre bilateral en Meersburg, en un juego de sombras alrededor del tema central de la reunión, que es el de la OPA de E.ON sobre Endesa. El tema central, pero a la vez el más silenciado, fue, en efecto, la fórmula de acuerdo sobre esta OPA, a la que primero se resistió el Gobierno español pero a la que finalmente no ha tenido más remedio que acceder.
Muchas nueces y poco ruido.
Este acuerdo, prácticamente ultimado, debe ser presentado como resultado de la acción del mercado interior europeo, bajo las reglas que sólo la Comisión supervisa, y no de los Gobiernos, pues la intervención política o incluso los acuerdos entre las empresas bajo la mesa irían contra las normas europeas. Todo el mundo sabe que Merkel llamó a Zapatero para interesarse por la operación, una OPA que el propio Gobierno español, con la ayuda inestimable de la oposición, ya se había encargado de cargar de contenido político. Públicamente, sin embargo, poco hubo en Meersburg sobre el acuerdo, que Zapatero calificó de "óptima salida", para los intereses de todas las partes.
El resto de la cumbre bilateral fue casi todo para los acuerdos sin problema y las mejores intenciones: la resolución del futuro de la Constitución Europea, para la presidencia alemana en el primer semestre de 2007; Líbano y la necesidad de un impulso diplomático en la región más allá del envío de tropas; y, sobre todo, sobre la inmigración, problema frente al cual España puede contar con "la solidaridad" de Alemania.
La canciller alemana hizo suya la idea de que la creciente inmigración ilegal es "el problema de toda Europa". Coincidió con Zapatero en la necesidad de impulsar una política europea, a través de la aún famélica agencia Frontex, pero también de agilizar, bajo presidencia alemana, la ayuda al desarrollo de Europa hacia África. Los alemanes siempre se han opuesto a regularizaciones masivas, y se irritaron en su día cuando, sin aviso previo a sus socios europeos, el Gobierno de Zapatero se lanzó por esa vía que ahora intenta rectificar.
Los planteamientos de Merkel coinciden mucho más con Zapatero que con Nicolas Sarkozy, ministro del Interior francés y precandidato del centro-derecha a las presidenciales del año próximo. Las cosas pueden cambiar tras las elecciones francesas, pero, hoy por hoy, Madrid parece está más cerca de Berlín que de París.
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