Diada a las puertas de las elecciones del 1-N
Más como un punto y seguido de una larga campaña electoral que como un acto de comienzo de curso político, Cataluña celebró ayer su Diada en un clima marcado por las elecciones autonómicas del próximo 1 de noviembre. Los actos institucionales organizados por el Gobierno catalán sirvieron para despedir a un Pasqual Maragall en retirada que, sin embargo, se va con su pieza más preciada entre las manos: el nuevo Estatuto de Cataluña. Para Maragall la flamante carta autonómica es la constatación de que "los catalanes hemos llegado al punto que queríamos llegar". "No pretendemos la independencia porque no serviría de nada y sería ridículo en la Europa de hoy".
Maragall cortó así de raíz cualquier soflama soberanista otrora habitual en una jornada en que Cataluña conmemora la caída de Barcelona frente a las tropas borbónicas de Felipe V en 1714. Para Maragall, el derrotismo que podría empañar la jornada no tiene sentido con un nuevo Estatuto que "reconoce a Cataluña como una nación dentro de la nación de naciones que es España".
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El presidente de la Generalitat cree que hablar de la independencia de Cataluña en el actual marco es "ridículo"
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Y si en opinión del presidente de la Generalitat no hay lugar para el derrotismo mucho menos lo hay para embarcarse en aventuras soberanistas. "¿Independencia, de qué, si todos somos europeos?", se preguntó el presidente en una conversación con periodistas ante el monumento a Rafael Casanova, máximo responsable político de Barcelona durante el asedio de las tropas borbónicas. Para Maragall, que ha venido reiterando que su futuro político pasa por el proyecto euromediterráneo, Europa es la garantía "de que nadie se come a nadie y todos continuamos siendo lo que somos: los catalanes, catalanes; y los castellanos, castellanos". Por ello, consideró "ridículo" avanzar por la senda independentista.
20.000 personas
Tras realizar estas declaraciones Maragall presidió el acto central de la Diada en el parque de la Ciutadella de Barcelona, que culminó con la izada de la senyera, por parte de una formación de gala de los Mossos d'Esquadra. Unas 20.000 personas acudieron al acto, en el que la Escolanía de Montserrat y el compositor Pascal Comelade interpretaron Els Segadors. Paco Ibáñez participó interpretando una canción popular en euskera, Bihotza, como espaldarazo al proceso de paz en el País Vasco.
Después, unas 1.700 personas acudieron a la recepción del Parlament en la que el propio Maragall alentó la imagen del presidente en retirada al dejar solos, ante las cámaras, a los cinco candidatos a la presidencia de la Generalitat en las elecciones de noviembre. El socialista José Montilla ocupó en la instantánea el vacío dejado por Pasqual Maragall, quien se retiró a un segundo plano.
Los comentarios sobre la contienda electoral que se avecina protagonizaron los corrillos y las conversaciones entre los diferentes candidatos, marcadas por la cordialidad y los comentarios jocosos sobre sus posibilidades electorales. Maragall, con su habitual tono socarrón, se mostró convencido de que ganarán "los buenos". El presidente evitó atribuir este calificativo a ningún candidato en particular. El líder de Convergència i Unió, Artur Mas, en cambio, sí se sintió identificado y aseguró: "Me veo como presidente". Eso sí, "siempre que hagamos bien nuestro trabajo", puntualizó el presidente de la federación nacionalista. También José Montilla se mostró convencido de que los socialistas gobernarán tras las elecciones. El líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, sí echó mano de la reivindicación al asegurar: "Lo nuestro es la independencia".
En cambio, el presidente del PP de Cataluña, Josep Piqué, criticó el "tono nacionalista en aumento" que a su juicio ha tomado la Diada con Pasqual Maragall como presidente. En opinión del ecosocialista Joan Saura la primera Diada con el nuevo Estatuto debe ser el primer paso para reafirmar el Gobierno de izquierdas en Cataluña con la reedición del tripartito tras las elecciones.
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