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Reportaje:El último Onze de Setembre de Maragall

El triunfo de la 'nueva' Diada

El modelo de celebración impulsado por Maragall y el Gobierno de la izquierda recibe una calurosa respuesta popular

Enric Company

Al paseo central del parque de la Ciutadella que acogió por tercera vez consecutiva la conmemoración oficial de la nueva Diada acudieron ayer unas 20.000 personas, lo que da cuenta del éxito logrado por el Gobierno de Pasqual Maragall al introducir la nueva fórmula de celebración. De su consolidación.

Una de las particularidades de este formato para celebrar la fiesta nacional consiste en que no está animado con marchas militares, sino con delicadas interpretaciones de canciones y músicas populares y tradicionales. Ayer, lo primero que sonó cuando la formación de los Mossos d'Esquadra llegó al recinto fue una fanfarria de Carles Santos, absolutamente alejada de los ritmos militares. Luego se interpretaron la sardana Per tu ploro, con letra del poeta Joan Maragall, abuelo del presidente de la Generalitat; la habanera La gavina y la canción vasca Bihotza, a cargo, respectivamente de Marina Rossell, la cantante portuguesa Misia y de Paco Ibáñez. Además, la coral Sant Jordi cantó El testament d'Amèlia y Jordi Savall interpretó El cant dels ocells con viola de gamba, antes de que el actor Lluís Homar leyera parte del discurso de Pau Casals ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 1971 en favor de la paz y reivindicación de Cataluña. Homar leyó también el poema de Salvador Espriu Inici de càntic en el temple.

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El eje del acto patriótico fue el canto de Els Segadors y la izada de la bandera. El himno nacional fue interpretado por Pascal Comelade y las voces blancas de la escolanía de Montserrat. La bandera era la del Ayuntamiento de Miravet (Ribera d'Ebre), la localidad que en 2004 acogió la primera cumbre de los líderes catalanes sobre la reforma del Estatuto.

Encabezadas por los presidentes de la Generalitat y del Parlament, Pasqual Maragall y Ernest Benach, las autoridades que habían asistido al acto se desplazaron después a pie hasta el palacio del Parlament, donde se ofreció una recepción a 1.700 invitados.

Como había ocurrido ya en los dos años anteriores, el trayecto desde el paseo central del parque de la Ciutadella, donde se levantaban las tribunas y se había celebrado el acto, hasta el Parlament constituyó una ocasión para que los asistentes pudieran ver de cerca, y saludar, a los dirigentes políticos.

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Los invitados hicieron este recorrido entre una doble hilera de público, que en ocasiones aplaudía a alguno de ellos y saludaba a otros, en un relajada proximidad. Prueba del éxito de la celebración es que, saludando a unos y otros, el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que asistió a ella tras dos años de haber rechazado la invitación, consumió media hora en hacer este trayecto. Durante el acto oficial un grupo de asistentes lanzó gritos de "independencia, independencia", que no cuajaron. En el camino desde las tribunas hasta el Parlament se oyeron algunos vivas a Maragall y al tripartito de la izquierda, pero también al líder de CiU, Artur Mas, y aplausos a los principales dirigentes de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod, y de Iniciativa Verds, Joan Saura.

Este cálido ambiente contrastaba con la siempre tensa situación que, año tras año, y ayer también, se vive en la presentación de ofrendas florales ante el monumento a Rafael Casanova por las representaciones institucionales, los partidos y entidades sociales. A diferencia de otros años, las protestas de los trabajadores de una empresa en crisis, Domar-Taurus, dejaron en segundo plano ayer por la mañana los gritos e insultos de los radicales.

Las dos salas del Parlament donde se celebra la recepción oficial resultaron insuficientes para acoger el elevado número de invitados, 1.700 según informaron los servicios de la Cámara. La figura de mayor relieve era ayer el nuevo ministro de Industria, Joan Clos, y una de las que más atención suscitó fue la de su sucesor en la alcaldía de Barcelona, Jordi Hereu.

Entre los invitados se contaban el presidente del Gobierno balear, Jaume Matas; el delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel; dos vicepresidentes del Congreso de los Diputados, Carme Chacón y Jordi Vilajoana, el inspector general del Ejército, teniente general Francisco Boyero; el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach; el síndic de greuges, Rafael Ribó; el presidente de Caixa Cataluya, Narcís Serra; el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, los líderes de todos los partidos catalanes, el Gobierno en pleno, diputados y alcaldes de las principales ciudades y los sindicatos.

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