Bush reconoce la existencia de cárceles secretas de la CIA en el extranjero
El presidente anuncia el envío de 14 terroristas desde centros clandestinos a Guantánamo
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reconoció ayer la existencia de cárceles secretas de la CIA alrededor del mundo en las que se interroga a sospechosos clave en la guerra contra el terrorismo al margen de la legalidad internacional. En un discurso pronunciado en la Casa Blanca, el presidente anunció que 14 terroristas -incluido el cerebro de los ataques del 11-S- retenidos bajo un programa de detención secreto de la CIA habían sido transferidos a Guantánamo. Con el anuncio, el programa de la CIA salía de las sombras para materializarse.
Hasta ahora, la Administración estadounidense no había reconocido oficialmente la existencia de esas cárceles secretas, que salieron a la luz el año pasado, en un artículo publicado por el diario The Washington Post.
Lejos de anunciar el cierre de la cárcel de Guantánamo (Cuba), el presidente de EE UU anunciaba ayer que había mandado a ese presidio a otros 14 presos. "La fuente de información más importante sobre qué planean y qué esconden los terroristas son los terroristas en sí mismos", declaró Bush frente a familiares de víctimas del 11-S. Tras esa afirmación, el presidente se dedicó a disertar sobre la necesidad de poder obtener "toda la información necesaria" de los terroristas "para salvar vidas". Y a continuación explicó con nombres y apellidos cómo los servicios de inteligencia de EE UU habían obtenido información vital de peligrosos terroristas, siempre "cumpliendo la ley", quiso puntualizar el presidente.
Bush no detalló las técnicas de interrogatorio que se usan con los sospechosos de terrorismo, aunque concedió que son "duras" pero no constituyen "tortura". Para el presidente, el programa empleado para obtener información ha sacado de las calles a "potenciales asesinos de masas antes de que tuvieran la oportunidad de matar".
Porque "Estados Unidos no tortura", dijo Bush al mundo. "Nunca he autorizado la tortura ni la autorizaré", recalcó. Pero explicó que desde los ataques terroristas del 11 de septiembre -que "cambiaron el mundo"-, se ha hecho "necesario trasladar a los terroristas a lugares donde pueden ser retenidos en secreto, interrogados por expertos y, cuando sea apropiado, juzgarlos por actos de terrorismo".
El de ayer fue el tercer discurso de Bush para preparar el terreno para el quinto aniversario del 11-S, el próximo lunes, y mostrar su cara más fiera ante las elecciones legislativas de noviembre. El presidente volvió a recordar, como hizo anteayer y la semana pasada, que el país está en guerra y bajo la amenaza terrorista que puede golpear en cualquier momento.
"Están intentando golpear a América y todavía están intentando asesinar a nuestra gente", siguió Bush; y reclamó que Estados Unidos debe tener la capacidad para "detener, interrogar y, cuando sea apropiado, procesar a los terroristas capturados en América o en cualquier campo de batalla alrededor del mundo".
Detenidos para que no maten
"Bajo las leyes de guerra tenemos el derecho y la obligación con el pueblo americano de detener a esa gente e impedirles volver a luchar", expuso el presidente. "Están detenidos para que no puedan matar a nuestra gente", añadió. Exaltando y enfatizando su cruzada contra el terrorismo, Bush ganó su reelección en 2004. A juzgar por sus últimos discursos, planea hacer lo mismo con vistas a las elecciones parciales del próximo noviembre.
Ayer, el presidente se ganó un cerrado y prolongado aplauso al anunciar a los presentes que 14 detenidos en cárceles secretas, "culpables de la muerte de americanos", habían sido enviados a Guantánamo.
Entre los 14 transferidos está Khalid Sheik Mohammed, considerado el número tres de Al Qaeda antes de ser capturado en Pakistán en 2003; Ramzi Binalshibh, quien se supone que debía de haber ido a bordo de uno de los aviones el 11 de septiembre de 2001; y Abu Zubaydah, a quien atribuyen ser el contacto entre Osama Bin Laden y diversas células de Al Qaeda antes de que fuera capturado en Pakistán en marzo de 2002.
La pelea entre Washington y algunos países de la Unión Europea sobre la existencia o no de las cárceles secretas de la CIA quedaba ayer, cuando menos, cerrada a la duda: Bush reconoció que las hay.
No pocos frentes abiertos tiene Bush en su lucha contra el terror. El pasado mes de junio el Tribunal Supremo le decía al presidente que sus comisiones militares establecidas en la base militar de Guantánamo para juzgar a los detenidos eran ilegales y violaban las leyes norteamericanas e internacionales.
La Casa Blanca guardó silencio. Hasta ayer. El presidente anunció que enviará al Congreso la legislación necesaria para que se autorice la creación de comisiones militares siguiendo el dictamen hecho por el Supremo. "Nada impide al presidente que busque en el Congreso la autoridad que cree necesaria" para establecer las comisiones, declaró en junio uno de los magistrados del Supremo. A ello se dispone Bush.
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