Crecer gracias a los melómanos
Comenzó en 2003 como una página de contactos un poco más sofisticada que la media. Además de las características físicas de tu amor ideal y una descripción de tu aspecto, se podían colgar vídeos y canciones. Eso lo hacía ideal para los grupos que querían darse a conocer. O para los melómanos que querían que sus grupos favoritos fueran conocidos. En pocos meses, la mayor parte de las páginas estaban ocupadas por grupos y fans. De MySpace han surgido fenómenos como el de Arctic Monkeys. El grupo ni sabía de la existencia de la página, pero eso no fue obstáculo para que los archivos de sus canciones se distribuyeran. Hoy, menos de un año después, es una de las bandas de rock más importantes del Reino Unido. O el caso de Lily Allen, una joven cantante británica cuyas canciones habían sido escuchadas dos millones de veces antes de conseguir un contrato.
En julio de 2005, Rupert Murdoch se hizo con el control de la página por 580 millones de dólares. Una jugada arriesgada que se ha compensado con un acuerdo publicitario con Google por 900 millones de dólares. Porque actualmente es la web más visitada de Estados Unidos, con 106 millones de usuarios. Ahora anuncian la puesta en marcha para fin de año de Mystore.com, tienda on line para que las bandas sin contrato discográfico vendan sus temas en formato MP3 al precio que el grupo quiera, previo pago de una tasa de distribución. La tecnología la provee el creador de Napster, Shawn Fanning. El que fuera terror de las discográficas por su método de descarga ilegal ha diseñado una plataforma parecida al ya conocido método de intercambio de archivos entre particulares.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.