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Un teniente coronel del espionaje libanés, herido en un atentado en Sidón

El líder de Hezbolá reitera que la milicia no entregará las armas, tal como exige la ONU

Cuando parecía que las cosas estaban empezando a enderezarse en Líbano con la llegada de los primeros cascos azules, un atentado ayer contra un destacado miembro de los servicios secretos, que desempeñó un papel muy importante en la investigación del asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri, demostró que la inestabilidad puede volver a estallar en cualquier momento. Una bomba cerca de Sidón, 40 kilómetros al sur de Beirut, explotó al paso del convoy del teniente coronel Samir Chehad, que resultó herido.

La bomba colocada junto a la carretera en los alrededores de Sidón, considerada el feudo de la familia Hariri, mató a cuatro personas. Chehad salvó su vida porque, por motivos de seguridad, un sargento, que falleció, ocupaba su lugar en el primer vehículo de la comitiva.

El ministro del Interior, Ahmad Fatfat, declaró a este periódico que "es demasiado pronto para determinar quién ha sido el responsable o instigador del atentado". Fatfat aseguró que el principal objetivo del ataque, el teniente coronel Chehad, trabajaba casi exclusivamente en la investigación del atentado contra Hariri. "Las investigaciones del atentado ya han comenzado y las de la muerte de Hariri continuarán", aseguró el ministro, que descartó que el ataque tuviese relación con el despliegue de las tropas libanesas en el sur del país, territorio de Hezbolá.

Chehad participó activamente en la planificación de las operaciones del Ejército libanés en el sur del país, pero, mucho antes, fue el responsable de la detención de cuatro generales libaneses en relación con el crimen de Hariri, acusados de colaborar con Siria.

Próximo informe

Por ahora nadie ha reivindicado este ataque, pero todos los analistas políticos libaneses coinciden en relacionarlo con la próxima publicación, a finales de mes, del informe del investigador de la ONU Serge Brammertz sobre el asesinato de Hariri, que se produjo en pleno centro de Beirut en febrero de 2005. Los resultados preliminares apuntan hacia los servicios secretos sirios. La muerte de Hariri provocó una revuelta popular contra Siria que acabó con la salida de sus tropas en abril de 2005. La fractura entre sirios y antisirios es una de las muchas de la sociedad libanesa, y es muy posible que las diferencias se acentúen durante los próximos meses.

Este atentado, que ha reforzado la sensación de incertidumbre en la que viven los libaneses desde que terminó la guerra, coincide con unas nuevas declaraciones del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, que ha reiterado que la milicia no piensa entregar las armas, como exige la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad.

El jeque aseguró que no pensaban ni mostrar ni utilizar su armamento "más que en caso de una guerra de envergadura lanzada por Israel". "Guardaremos nuestros misiles como lo hicimos en 1996 y en 2006", dijo Nasralá. Siria ha sido acusada de proporcionar armas a Hezbolá y la frontera entre los dos países es considerada un coladero que la milicia chií usa para rearmarse.

En cambio, sobre el terreno, al sur del río Litani, los signos parecían positivos. Tras una reunión entre mandos de los Ejércitos israelí y libanés, realizada en la base de la Fuerza Interina de la ONU para Líbano (FINUL) en Naqura, se decidió una retirada de las fuerzas del Tsahal (Ejército judío) de varios puntos clave de la franja de seguridad, mientras que las tropas de Beirut tomaron posiciones, por primera vez, en la ciudad de Bint Jbeil, uno de los feudos de Hezbolá en el arrasado sur del país.

Israel ha señalado que no retirará sus tropas por completo del sur de Líbano hasta que termine el despliegue de la FINUL reforzada, que debe pasar, según la resolución 1.701, de 2.000 a 15.000 efectivos. Ya han llegado casi 1.000 soldados italianos, y se prevé que la semana que viene desembarquen unos 2.000 franceses y cerca de 1.000 españoles.

Aunque los soldados israelíes apenas son visibles, muchos pueblos se mantienen desiertos, sin que haya regresado ningún habitante por temor a las incursiones nocturnas del Ejército judío. Tanto la retirada israelí como el desarme de Hezbolá son dos condiciones impuestas por la resolución 1.701, que prevé el despliegue de 15.000 soldados libaneses al sur del río Litani. Las tropas de Beirut ya están en la zona, pero todavía no han alcanzado puntos estratégicos en los que se encuentran los soldados israelíes.

Dos policías muertos en el atentado contra un teniente coronel de los servicios secretos libaneses en Sidón.
Dos policías muertos en el atentado contra un teniente coronel de los servicios secretos libaneses en Sidón.EFE

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